Viernes, 05 Abril 2013
Difícilmente se podrán sustraer de la mente de un colombiano vivo, de
cualquier generación los hechos del 9 de abril de 1948. Ningún
colombiano ha vivido un día de su historia en paz. “Los reaccionarios le
arrancaron algo esencial de su propio ser al pueblo”, fueron apartes de
algunas crónicas que describieron ese momento. Un giro de quiebre en la
historia del país que sigue repercutiendo en nuestro destino. ¿Qué
hubiese pasado si ese hombre de apellido Gaitán, no muere?
Los que marchan
Esa pregunta tiene sentido ad portas del 65 aniversario de su
asesinato. Y de la convocatoria a la marcha del 9 de abril por la paz
con justicia social, la democracia y la defensa de lo público propuesta
por Marcha Patriótica y a la que se han sumado la Alcaldía Mayor de
Bogotá y las organizaciones sociales y populares en la idea exclusiva de
defender el proceso de paz, la solución política al conflicto, y
reclamar la participación del pueblo entero en la construcción de un
nuevo país. Eso también soñaban los criollos de 1948.
Luego del pronunciamiento conjunto del 1 de marzo pasado entre las
comisiones de paz de las FARC-EP y el gobierno Santos, desde La Habana,
es imperante, dicen voceros de Marcha Patriótica, que el país nacional
se vuelque a las calles y llene de optimismo el proceso de paz. No
levantarse de la Mesa hasta alcanzar un acuerdo para la paz duradera,
pactar acuerdos humanitarios y un cese bilateral de las hostilidades
para afianzar el proceso serían gestos de paz determinantes. Pero
también exigir el cese legislativo de proyectos de ley como la reforma
pensional, que es seriamente lesiva a los colombianos y que en nada
ayudan a la paz. Esas son exigencias del gran reclamo popular por la paz
en Colombia.
Atiborrar las calles
Medio millar de personas se espera que respalden en las calles los
anhelos de paz de los 45 millones de colombianos. De hecho, el propio
presidente de la República Juan Manuel Santos, manifestó salir al paso
de la marcha, al tiempo que gobernadores y alcaldes del resto del país
se integrarán a ella y harán actos de respaldo en las ciudades capitales
de departamentos. A nosotros nos complace, dijeron voceros de Marcha,
que se haya abierto el espacio para que todos aquellos que queremos la
paz con democracia, con cambios fundamentales en el país estemos allí. Y
es que la presencia del Presidente, como jefe del gobierno es para
defender el diálogo en medio de vacilaciones provocadas y mensajes
equivocados lanzados desde su propio gobierno por recalcitrantes
enemigos de la paz.
La paternidad es de Marcha
“Cuando desde la Marcha Patriótica se planteó la movilización en
defensa del proceso de paz para el 9 de abril, se nos atribuyó una
paternidad irresponsable, ahora que esto se amplió, cogió vuelo, hay
muchos padres responsables, y nos complace” enfatizó Carlos Lozano,
quien recordó que en cada oportunidad en la cual Marcha Patriótica
convoca a una protesta social, no pierden oportunidad desde la
institucionalidad de estigmatizarla y señalarla de “terrorista”.
Todo esto ha servido para acertar en una interpretación del momento
político. La pedagogía de la paz debe conducir a entender que las
conversaciones en La Habana no son la solución a los problemas de las
FARC o el Gobierno, se discute allí el destino de los colombianos, de
manera que son ellos los llamados a nutrir de insumos, visiones y
opiniones la profunda transformación del país.
Otra de las visiones que está tomando fuerza alrededor de paz es
justamente que las movilizaciones le sirvan a los plenipotenciarios en
la Mesa para dar pasos en firme rumbo al acuerdo para la paz duradera.
El escepticismo impregnado desde el inició de las conversaciones ha
venido perdiendo espacio en el imaginario social. A partir de los gestos
de paz de la guerrilla y las declaraciones de avances, al punto que
serían ya cuatro cuartillas de acuerdo en el primer punto de tierras y
la posibilidad, casi un hecho, que el tema de la participación política
inicie su discusión al término del tema agrario.
Coincidencia
Tras este momento y las coincidencias de los analistas políticos y
periodistas indicando el buen trasegar del proceso, muchos son los
sectores que se unen. Al finalizar la pasada semana se conoció una
comunicación de al menos dos docenas de pensadores e intelectuales
colombianos que se unen a la marcha del 9 de abril, a la que invitan por
ser éste un momento crucial. “Compartimos la valoración del momento
histórico contenida en el documento cuando dice estamos en un momento
crucial: el de demostrar si nos jugamos por la paz de Colombia”.
La propia comisión de paz de la insurgencia ha reiterado la necesidad
de vincular al proceso de paz a las organizaciones sociales y
populares, pero además a los partidos políticos y sectores que aún ven
lejano el proceso de paz. Incluso, luego de la visita de una comisión
del cuerpo legislativo de Colombia a La Habana, las FARC se refirieron a
la importancia que reviste la vinculación de nuevos sectores de la vida
nacional al proceso de paz y la trascendencia de la visita de los
parlamentarios por ser ésta un reflejo del apoyo creciente al proceso,
haciendo el quite a las campañas adversas de los enemigos de la solución
dialogada del conflicto.
Constituyentes por la Paz
Marcha Patriótica ya sembró raíces en esa participación social. Las
Constituyentes Regionales se están dando en todo el país y se han
extendido a sectores sociales para poner sobre la mesa cuál paz es la
apropiada para el futuro del país. Por ello, las Constituyentes se
movilizarán en las ideas y el diálogo y no se agotarán solamente en las
reuniones, pues se hacen verdaderas transformaciones de paz mediante los
mandatos de las Constituyentes. Así lo advirtió Andrés Gil: “Es la
construcción permanente por la paz”.
El próximo 9 de abril será una jornada por la unidad popular, con
participación de los cafeteros y sus reivindicaciones, los trabajadores
del Cerrejón, los estudiantes, las mujeres, los jóvenes, los afros,
campesinos, intelectuales, trabajadores y desempleados, y
fundamentalmente las gentes del común que son en últimas los
refrendadores de un nuevo país. “Le ha faltado al gobierno ponerse oídos
receptivos a todo este clamor de paz que hoy se siente en las calles.
Este mar picado de conflictos sociales que se viven en el país, es la
mejor muestra de ello”, advirtió Lozano.
Son más las razones de acrecentar el optimismo en construir la paz
con movilización social y la solución de los problemas cotidianos de los
colombianos. Una borrasca de entusiasmo, voces y miradas que inundarán
las plazas del país escribiendo un nuevo capítulo del largo camino por
la paz y las transformaciones sociales. Aquel 9 será.