Por: Alfonso Conde
Viernes 26 Abril 2013
En desarrollo de lo acordado en la mesa
de conversaciones que se adelanta en La Habana entre el Gobierno
Nacional y las FARC-EP, durante los próximos días 28, 29 y 30 de abril
se realizará el foro sobre participación política organizado por la
Universidad Nacional de Colombia y las Naciones Unidas.
En el Centro de Convenciones
Gonzalo Jiménez de Quesada de Bogotá, se darán cita voceros de
organizaciones sociales y políticas, de iglesias, de medios de
comunicación, de la academia y de otros sectores, para debatir y
presentar propuestas relativas al tema de la construcción de una
verdadera democracia con justicia social que respete y garantice las
libertades y los derechos ciudadanos, que promueva la participación
popular directa en las decisiones que afecten el futuro colectivo y que
se dirija hacia la construcción de una sociedad equitativa.
Las propuestas que surjan de tal evento alimentarán la mesa de conversaciones por la paz, al igual que lo hicieron aquellas surgidas del Foro Agrario realizado en diciembre pasado con el objeto de nutrir el debate sobre el primero de los puntos en la agenda de conversación entre insurgentes y gobierno.
Esta vez el Foro está precedido por un hecho político de gran trascendencia: la movilización por la paz del 9 de abril pasado. Ese millón de ciudadanos que expresaron de manera activa su apoyo al proceso de negociación, más los muchos otros que también acompañaron de múltiples formas, le dijeron con meridiana claridad a quienes se benefician y se lucran con la guerra que este país está dispuesto a enfrentar sus ambiciones, que está dispuesto a consolidar la paz.
Las posturas de Uribe, Lafaurie, Ordóñez y similares han sido reconocidas como nocivas para la sociedad, y sus voceros, los enemigos de la paz ya no tan agazapados, cada vez más aislados y enviados a ocupar el sitio que para ellos guarda la historia.
Faltan algunos por sumarse al movimiento: todavía hay sectores democráticos reacios a participar activamente en la construcción colectiva del primer objetivo nacional. Algunos se frenan por temor al coletazo de la ultraderecha, otros por conveniencia política, y los otros por considerarse ajenos a la confrontación, como si vivieran en otra sociedad.
Pero aquel que ambicione la construcción de una verdadera democracia no puede quedarse al margen de un proceso que convoca a las mayorías nacionales y que requiere la población. Es el momento de sumar todas las fuerzas por los grandes objetivos de los colombianos. Es la hora de construir un gran frente amplio por la paz y la democracia para Colombia.
Semanario VOZ