Por : Nick Dobbelaere
Lamanchaobrera. Abril 18 2013
Desde el excelente resultado del PTB en las elecciones comunales
y provinciales de 14 de octubre de 2012, muchas cosas han cambiado para
el PTB. El partido ha crecido: cerca de 2000 nuevos miembros han
ingresado en sus filas. En el distrito de Borgerhout, Amberes, el PTB
forma parte de una coalición progresista y cuenta con la primera
concejal de su historia. Debido a su éxito, el partido ha sido también
objeto de numerosos ataques. Y después está el futuro. ¿Cómo organiza el
partido esta mutación? ¿Hacia dónde va el PTB? ¿En qué consiste este
socialismo 2.0 que defiende? Tantas otras preguntas que hemos querido
formular al presidente del PTB, Peter Mertens.
Desde el 14 de octubre, ya nadie
puede ignorar al PTB. El partido cuenta también con numerosos nuevos
miembros. ¿Cuántos exactamente?
Peter Mertens. Hoy
en día, 6811. En 2012, más de 2000 personas se han unido a nuestras
filas; es el mayor crecimiento de nuestra historia. Se han creado
numerosas secciones nuevas. Todos estos nuevos miembros han venido a
enriquecer al partido con una increíble suma de fuerzas y experiencia.
Nos enfrentamos a inmensos desafíos: darle a cada uno un lugar en el
partido; mantener el partido como partido marxista y conservar su buen
funcionamiento; y responder ante los desafíos de la crisis.
En efecto, el gobierno ha adaptado su
política en función de un crecimiento prácticamente nulo. Se prevé que
los cierres en Ford Genk y ArcelorMittal Lieja no sean más que el
comienzo de una nueva ola de despidos y reestructuraciones que va a
arrasar en nuestro país (efectivamente: esta empresa se hizo justo antes
del despido de 1400 trabajadores en Caterpillar Gosselies, nota de la
redacción). Al mismo tiempo, el gobierno toma medidas para proseguir con
el desmontaje de la seguridad social y los servicios públicos, mientras
que debido a la crisis cada vez más gente los necesita.
Esta es una ardua tarea para el PTB…
Peter Mertens. Sí, este
año 2013, con la ayuda de todas nuestras secciones, queremos reforzar
el movimiento de lucha social. La crisis está siendo utilizada por el
establishment para hacer recular al mundo del trabajo: socialmente,
económicamente, democráticamente, pero también moralmente. Debemos pues
construir nuevas correlaciones de fuerzas. Y ello significa que nos
empeñamos en todas partes en hablar, debatir, que tenemos mucha gente
que organizar: desde la más pequeña empresa subcontratada hasta las
grandes empresas y oficinas, desde los barrios marginados hasta el
centro de las ciudades. La gente debe atreverse a decir «no», este es el
primer acto de resistencia. « No » a mayores reducciones del poder
adquisitivo, a la congelación de los salarios, a la hiperflexibilidad y a
los empleos mal pagados. Necesitamos un amplio movimiento de oposición
que presione desde abajo para propulsar la sociedad hacia una nueva
dirección.
Otros partidos sugieren que,
para el PTB, es fácil atraer a nuevos miembros en un contexto de crisis
como éste. ¿Qué opina usted?
Peter Mertens. Yo no
sería tan categórico. Miren Alemania: el « modelo alemán », con sus
bajos salarios y sus empleos hiperflexibles, no ha hecho que los
trabajadores giren automáticamente hacia la izquierda. Desarrollar y
reforzar a la izquierda en un contexto de descontento causado por una
política neoliberal depende del trabajo de un partido marxista.
¿Funciona bien? ¿Consigue informar y organizar a la gente? He aquí lo
más importante.
En 2012, más de 2000 personas se han
unido a nuestras filas. Todos estos nuevos miembros vienen a enriquecer
al partido con una suma increíble de fuerzas y de experiencia.
Ahora bien, mucha gente ve claramente
que en el gobierno actual el PS y el SPA actúan en línea directa en
contra del movimiento obrero, lo que ha causado que cada vez menos gente
se vea reflejada en estos partidos. Cuando Di Rupo se va promover el
sistema de los intereses nocionales en el Foro Económico de Davos,
mientras que al mismo tiempo uno de los más beneficiados por este
sistema, ArcelorMittal, anuncia que va a cerrar plantas en Lieja una
parte de la sección de enfriamiento de una acería moderna, no
necesitamos más explicaciones. Hay igualmente gente del movimiento
obrero cristiano que se une a nosotros. Constatan que la participación
en la lógica capitalista de los grandes bancos ha arruinado sus ahorros
cooperativos, y que esta situación está siendo utilizada para tirar por
la borda el trabajo de decenas de millones de voluntarios del MOC, de
Vía Femenina, de la JOC y la CSC. Y sin embargo, la gente no vendría
hacia nosotros si no estuviésemos presentes en tanto que fuerza marxista
dinámica y creativa. Por lo tanto no hay automatismo.
El partido crece, tiene cada vez más miembros. ¿Puede integrar directamente a todas estas nuevas fuerzas?
Peter Mertens. Seamos
claros, este crecimiento es absolutamente necesario. Si queremos
contrarrestar la tendencia hacia la derechización creciente de las
ideas, necesitamos una verdadera fuerza, un partido bien implantado. El
partido tenía que renovarse y alimentarse de savia nueva, esto es
innegable. Tenemos el deber de no ser meros espectadores, sino actores
en la sociedad, de ser un partido vivo con influencia y peso sobre los
acontecimientos.
Pero, por supuesto, la gente que se suma
actualmente a las filas del PTB no conoce automáticamente nuestro
programa o nuestra visión, y no necesariamente conoce muy bien el
análisis marxistas. Este es el porqué, en 2013, queremos tomarnos el
tiempo necesario para desarrollar la formación a todos los niveles, para
reforzar la columna vertebral de nuestro partido. Podemos ser
flexibles, tácticos, pero hace falta una espina dorsal, sino la
flexibilidad es la de una muñeca de algodón. Perseguimos el desarrollo
del PTB, pero también queremos dedicar tiempo a encuadrar y formar a
nuevas personas que deseen comprometerse en mayor medida como miembros
activos del PTB.
Algunos medios de comunicación
han comparado en ocasiones el éxito del PTB con el de otros partidos en
el extranjero: el SP en Holanda, Syriza en Grecia, Mélenchon en Francia.
¿Es comparable?
Peter Mertens. Me
parece lógico que esta crisis se libere un espacio a la izquierda de la
socialdemocracia, porque la socialdemocracia está totalmente vendida al
capitalismo y no tiene la menor ambición de construir una verdadera
sociedad socialista. Este es el caso desde hace ya mucho tiempo. Este
espacio puede ser ocupado de muchas maneras distintas. A grandes rasgos,
la nuestra se asemeja más, en cuanto a la organización de la
resistencia y la visión de la sociedad, del Partido Comunista de
Portugal que de otros partidos. Esto es así, pero no significa que no
haya terrenos donde podamos trabajar con otros, o aprender de otros.
En el Foro Económico Mundial de
Davos, los empresarios, banqueros y jefes de gobiernos neoliberales han
declarado que la distancia considerable entre ricos y pobres se ha
vuelto « problemática ». La OCDE ha afirmado que las multinacionales
evaden demasiados impuestos. ¿Indicios de que los capitalistas empiezan a
darse cuenta de que esto ya no puede seguir siendo así?
Peter Mertens. No. No
es porque se mencione un problema que significa que se quiera resolver,
¿no es así? Pienso que han tenido que dejar constancia de ello porque
eran los últimos en todo el planeta en reconocerlo.
Se afirma que se quiere hacer algo
respecto a este enorme abismo, adoptar una serie de medidas simbólicas
pero, al mismo tiempo, se refuerzan todos los mecanismos fundamentales
que llevan a esta situación. Tomen por ejemplo la fiscalidad: en todas
partes en el mundo, se suprimen las mayores tasas impositivas y – bajo
presión de las multinacionales – se disminuye aún más el impuesto a las
sociedades. Luc Bertrand, gerente de Ackermans en Haren, puede poner el
grito en el cielo diciendo que tenemos un gobierno « marxista » en
nuestro país, pero al mismo tiempo, su empresa paga un 0,002% de
impuestos. Y aún piensan que esto es demasiado. Mediante esta revolución
fiscal neoliberal, el Estado pierde cada año billones de euros, dinero
que luego es descontado de los servicios públicos: las habitaciones
sociales ya no son renovadas, las líneas de autobuses son suprimidas,
las listas de espera para todos los tipos de cuidados y servicios se
alargan en todos los sectores…
Estamos ante un problema sistémico, un
problema intrínseco al capitalismo mismo. Los mecanismos de competencia
hacen que haga falta ser cada vez más productivos, conquistar una mayor
parte del mercado y, por tanto, erosionar aún más los salarios y las
condiciones de trabajo, haciendo así bajar el poder adquisitivo.
¿Cuál es el sentido de estas medidas simbólicas que quieren adoptar los capitalistas?
Peter Mertens. En estos
círculos se dice que va a hacer falta adoptar una serie de medidas
simbólicas para contentar a la población. Numerosos economistas ya han
afirmado en repetidas ocasiones en los diarios financieros que no
comprenden cómo la población se mantiene tan tranquila con tales medidas
draconianas. Existe un verdadero temor a la agitación social a gran
escala. Y a decir verdad, cuando vemos lo que está pasando en Europa…
tras cinco años de crisis económica, vamos de nuevo hacia una recesión
en 2013. 26 millones de personas están desde entonces sin empleo, grupos
enteros de población son condenados a la pobreza. La situación es
particularmente dramática para los jóvenes: uno de cada cuatro está sin
empleo. Y muchas veces, el que tiene empleo no está mucho mejor: 8,7% de
los europeos con trabajo son working poors, trabajadores pobres que no llegan a fin de mes. En Alemania son incluso el 22%, ¡uno de cada cinco!
En 2013, con la ayuda de todas nuestras secciones, queremos reforzar el movimiento de lucha social.
Y por otra parte, existe una acumulación
escandalosa de las fortunas en manos de unos pocos. El año pasado, un
Bernard Arnault, que se ha trasladado a Bélgica gracias al dumping
fiscal en Europa, pudo colocar 8,1 billones de dólares en su cuenta
bancaria. Posee una fortuna personal de 28,8 billones de dólares. Esta
situación, en la que una ínfima minoría está siendo autorizada a
enriquecerse arrastrando así duras consecuencias para el interés
general, no es democrática. No es una democracia, sino una oligarquía,
en la que es la gran riqueza la que detiene el poder.
Contra esta acumulación de capital, el PTB propone una medida: la tasa a los millonarios. ¿Sería esta una solución milagrosa?
Peter Mertens. No,
nosotros tenemos otra visión de la sociedad para el futuro, pero también
nos hacen falta palancas políticas para ir en esa dirección. Hace seis
meses, Bruno Tobback decía: « El señor Mertens quiere instaurar una tasa
a los millonarios para resolver la crisis ». Nada más falso. Las tasa a
los millonarios no va a resolver la crisis, pero es más necesaria que
nunca, y ello por distintos motivos. En primer lugar, para remediar algo
este sobre-enriquecimiento de las 200 familias más ricas de nuestro
país. Durante los últimos dos años, su fortuna aumentó un tercio. Se
puede imponer una « tasa de compensación » a familias como los
Spoelberch y Hermanos, que controlan nuestro país y se quedan con la
mayor parte del pastel.
Después, la tasa a los millonarios
permitiría ingresar 9 billones de euros al año, lo que permitiría crear
numerosos empleos, realizar todo tipo de proyectos necesarios como la
construcción de escuelas, la contratación de muchos profesores y de
personal sanitario, el desarrollo de los transportes comunes… Se podrían
crear 100 000 nuevos empleos estables, en lugar de mini-trabajos
infra-pagados e hiperflexibles, como en Alemania. Estas 200 familias más
ricas ni siquiera lo sentirían. Este es el porqué no es tampoco una
medida exagerada. La alternativa es estrujar como naranjas a la gente
ordinaria – los que trabajan o están en el paro, los sin papeles – para
hacer pagar la crisis.
Los partidos parecen ser unánimes: una tasa a los millonarios es irrealista.
Peter Mertens. Es la
colisión entre dos visiones: el realismo de uno no es el realismo del
otro. Nosotros consideramos que es irrealista que gente que haya
trabajado toda su vida ahora tengan que arreglárselas con una pensión
indigna. Consideramos que es irrealista que gente que es echada a la
calle por Opel, Crown Cork, Ford, ArcelorMittal y otros se vean a
consecuencia de ello por debajo del umbral de la pobreza. Consideramos
que es irrealista que los salarios sean congelados mientras que los
beneficios de las multinacionales explotan por todas partes. En los
círculos gubernamentales, se piensa aparentemente que estos es
totalmente realista, pero imponer una tasa moderada a los más ricos,
esto, es irrealista. Vamos a conseguir reunir 88 000 firmas para esta
tasa a los millonarios, apoyada por el 75-80% de la población belga,
como indican las encuestas al respecto. El apoyo a esta tasa es muy
amplio, excepto en el Parlamento, parece ser. Pero no importa: antaño,
el Parlamento tampoco defendía la abolición del trabajo infantil, y sin
embargo se hizo realidad. ¿Por qué? Porque la voluntad era muy fuerte en
los trabajadores, y la presión vino desde abajo. Es lo que también
vamos a hacer con la tasa a los millonarios.
Otra cosa. Los otros medios de
comunicación os interpelan a veces con los aspectos menos divertidos de
los regímenes comunistas. ¿Os molesta?
Peter Mertens. Mire, nosotros
defendemos un proyecto de futuro socialista en torno a una serie de ejes
que consideramos necesarios en el siglo XXI para mejorar el estado del
planeta y sus habitantes. Pero también sería terrible tirar por la borda
las experiencias del siglo XX, ¿no? También sería intelectualmente
deshonesto. Hay una serie de realizaciones logradas bajo el socialismo
que valen la pena. Tanto la Unión Soviética como China evolucionaron de
países sub-desarrollados a países modernos y productivos. La población
tuvo allí unas posibilidades que no existían antes.
Tome por ejemplo el concepto de
organización nacional de los cuidados sanitarios. ¿Tenemos que renegar
de eso? Este concepto fue desarrollado en la Unión Soviética, y luego
fue recogido parcialmente en Reino Unido en el National Health Service, y
en nuestro país en la seguridad social. El concepto de seguridad social
es un concepto socialista, no hay que olvidarlo. O tome por ejemplo la
enseñanza. Hoy en día todos los estudios internacionales demuestran que
es en Finlandia donde se encuentra la enseñanza más avanzada, la que da
los mejores resultados en todos los terrenos, tanto en el terreno de las
especializaciones como en el de la igualdad social. Pues bien, el
ministro finlandés de educación dice él mismo que su sistema está basado
en la enseñanza politécnica de la antigua Alemania del Este. ¿Por qué
habríamos de olvidar todo esto? O tome la emancipación de las mujeres,
un progreso enorme. Hoy en Cuba el 65% de los cuadros científicos y
técnicos son mujeres.
Por otra parte, jamás olvidaremos hasta
qué punto el socialismo fue importante para la victoria sobre el
fascismo. Si 27 millones de soviéticos no hubiesen entregado su vida, el
mundo sería muy diferente hoy. La Unión Soviética también había
participado en la elaboración de la Declaración Universal de los
Derechos del Hombre de 1948 y contribuyó activamente en el concepto de «
derechos fundamentales ». La gente tiene derechos fundamentales,
independientemente de su origen, género, convicción religiosa e
independientemente del hecho de que tenga o no papeles. Algunas
personalidades de la derecha y del N-VA en particular harían mejor en
releer estos derechos fundamentales.
Debemos conservar los aspectos positivos
del socialismo tal y como existió en el siglo XX de cara al socialismo
del siglo XXI, esto es evidente. Pero obviamente, por otro lado, no
vamos a empeñarnos en defender lo que fracasó en el plano de la
democracia, la participación, la burocracia y la innovación. Hubo
errores, y graves, pero éstos deben servir de lecciones para el futuro.
El que no sepa aprender del pasado no puede avanzar.
Hablando del pasado, el PTB ha
cambiado mucho desde su último congreso en 2008, ¿no es así? Se ha
vuelto menos sectario y dogmático.
Peter Mertens. En nuestro
último congreso, en 2008, definimos una línea general. El congreso
determinó los ejes sobre los que queríamos trabajar. Queríamos ser un
partido que se atenga a sus principios. No teníamos en absoluto el deseo
de tomar el mismo camino que la socialdemocracia, de ser un partido que
aspire a limar las asperezas del capitalismo y participar en la gestión
de este sistema. Somos un partido marxista que lucha por una sociedad
socialista moderna.
Pero también teníamos que cambiar el
partido, modernizarlo. Hacer de él un partido abierto, donde cada
trabajador se sienta en casa. Un partido que trabaje con gente muy
diversa, con los sindicatos y en el terreno, y que no se oponga
continuamente a otras organizaciones sociales. Y también un partido sin
dogmatismo. El socialismo no es un libro de recetas con tantos gramos de
esto y tantos gramos de lo otro. Tampoco tenemos la respuesta a todos
los problemas, y no debemos dar la imagen de estar en posesión de LA
verdad absoluta ni tener una actitud de maestro de escuela que ponga
firmes a los alumnos moviendo el dedo. No obstante estamos convencidos
de que podemos, conjuntamente con la gente, encontrar las mejores
respuestas posibles. Y para finalizar, también era necesario que
empezáramos a hablar otro idioma, sin puntos de exclamación, sin jerga,
¡y también con un poquito de humor, por favor! (Risas). Para
hablarle a la gente, uno no se dirige solamente a su espíritu, a su
simple racionalidad, sino también a sus sentimientos, con un lenguaje en
forma de imágenes.
Desde entonces, hemos trabajado durante
cinco años con todos estos elementos y habría que estar ciego para no
ver que el PTB realmente ha cambiado.
¿Es el buen resultado electoral de 2012 una consecuencia de este cambio?
Peter Mertens.
Lo es en parte. Queríamos dar el salto en Amberes y Lieja, e incluso
hemos obtenido más que ello. Ahora estamos encarando el año 2014, pero
tenemos que reflexionar sobre la manera de desarrollar nuestro partido
en el mundo del trabajo, porque la historia nos enseña que las reformas
sociales más importantes en nuestro país se han realizado después de una
enorme presión desde abajo. Entonces, ¿cómo vamos a desplegar nuestra
acción entre los trabajadores, con toda su diversidad? Coja por ejemplo a
Ford y a sus empresas subcontratadas. A estas empresas las han dado por
muertas como unas diez veces y la prensa las enterró; pero ahí se da un
espíritu de resistencia que también se puede comprobar en otras partes,
como en ArcelorMittal y con los trabajadores de la función pública. Sí,
nos hemos convertido en un partido flexible y abierto, pero seamos muy
claros respecto a esto, esta flexibilidad sirve para desarrollar mejor
este espíritu de resistencia.
El PTB está por primera vez en
mayoría, en el distrito de Borgerhout, en Amberes. ¿Quiere el PTB
convertirse en un partido en el poder?
Peter Mertens. Hay que
ver las cosas con perspectiva. Borgerhout es una comuna de 40.000
habitantes, con una población originaria de muchas partes del mundo, y
también muy joven. Ahí se concentran muchos problemas: el paro juvenil,
la discriminación, la pobreza, las dificultades de alojamiento… En este
distrito, hemos obtenido un 17% de los votos. En 8 de los 9 distritos de
Amberes, el N-VA está en el poder.
En un contexto como este, al PTB+ se le
ha preguntado si estaba dispuesto a formar una mayoría progresista con
Groen, el SP.a y un independiente. Nosotros consideramos entonces que,
en esta situación teníamos todos que asumir una responsabilidad. No
íbamos a dejar Borgerhout de nuevo al N-VA. Bart de Wever elijio Amberes
como laboratorio para su república independiente de Flandes. En los
próximos años, se van a adoptar en todo el territorio de Amberes unas
medidas duras sobre el pueblo trabajador, para el personal de la ciudad,
para los trabajadores portuarios, y también para todo aquel que resida
en Amberes. En base a nuestro programa, y en la medida de lo posible,
vamos a contribuir a poner sobre la mesa un proyecto social en
Borgerhout. Y ello sabiendo que navegamos con viento en contra. Esto es
lo que esperan también los habitantes de Borgerhout que nos votaron.
¿Tal participación en el poder es también posible en un nivel más elevado, en el plano regional y federal?
Peter Mertens. Eso no está, ni
estará en el orden del día. En el contexto actual de Europa, nos parece
imposible participar en una coalición gubernamental que no quiera romper
con la política de la Unión Europea. Sin una mayoría coherente que
pretenda llevar a cabo un programa de ruptura con aquella, sin una
mayoría fuerte dispuesta a movilizar a la población contra esta
política, no se puede ni hablar de participación en un gobierno. Pero de
todas maneras no está en el orden del día. En 2014, lucharemos en
primer lugar para que en Lieja Raoul Hedebouw sea elegido para el
federal, para así tener en el Parlamento un portavoz bilingüe del mundo
del trabajo de nuestro país.