Por: Cronicón.net - Miradas al sur
Martes 04 Junio 2013
Presidentes de la Alianza Pacífico. Foto: AFP
La derecha latinoamericana con el
directo auspicio de Washington busca resucitar el malhadado proyecto del
ALCA que no es más que la actualización de la neocolonial Doctrina
Monroe: "América para los (norte) americanos". A nivel europeo tiene el
respaldo decidido del neofranquista mandatario español Mariano Rajoy,
prácticamente ahogado por la profunda corrupción del Partido Popular,
del cual es su máximo dirigente.
Cuatro países de América Latina,
caracterizados por el impulso decidido a los tratados de libre comercio
(Chile, Colombia, México y Perú) quieren hacer una alianza que compita
con Mercosur y el ALBA, y constituirse de esta manera en un bloque que
determine la orientación de Unasur y la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños, Celac, o por lo menos que les haga
contrapeso. El gobierno neoliberal y pro estadounidense de Juan Manuel
Santos viene apoyado fuertemente este proceso. Por ello este 23 de mayo
se realiza en Cali la cumbre de la Alianza del Pacífico que busca
profundizar los TLC ya firmados, interferir en los procesos de
integración autónoma de Latinoamérica e insertar a la región en el
contexto del libre comercio liderado por Estados Unidos. No se puede
olvidar que en el caso de Colombia, el TLC firmado con Estados Unidos,
en un solo año de implementación, ha traído grandes calamidades al
empleo y la producción nacionales.
RECONQUISTA DE LA INFLUENCIA PERDIDA
Se
trata, como bien afirma el politólogo argentino Atilio Boron, de una
maniobra político-económica de Washington para "lanzarse de lleno a la
reconquista de su influencia perdida", tras la derrota en 2005 en Mar
del Plata de su gran proyecto estratégico del Área de Libre Comercio de
las Américas (ALCA). Su propósito fundamental es el de "avanzar
progresivamente en el objetivo de alcanzar la libre circulación de
bienes, servicios, capitales y personas entre sus miembros. En otras
palabras, construir una suerte de 'corredor contrainsurgente o
reaccionario' para contrabalancear el influjo de izquierda, radical o
moderada, sobre la vertiente del Atlántico".
AVANCE NEOCONSERVADOR
Emiliano
Guido de Miradas al Sur de Buenos Aires entrevistó a los especialistas
argentinos Diana Tussie, Leandro Morgenfeld y Lorena Soler sobre los
efectos de la consolidación de la Alianza del Pacífico. A continuación
el análisis periodístico:
La ciudad de Cali no sólo es la
capital de la salsa colombiana; además, la esquina de América brilla en
el radar de la economía global y del narcotráfico. Su puerto de
Buenaventura es la única conexión comercial del país caribeño con el
Océano Pacífico. Este lugar estratégico hizo que el influyente diario
financiero The Financial Times ubicara a Cali en el top ten mundial de
las ciudades más atractivas para la inversión extranjera directa.
Paralelamente, el Valle del Cauca, departamento del cual es su capital
tiene como voz de mando a los carteles narco más heavies de Colombia ya
que ahí pavimentaron la principal ruta narco que los conecta con la
demanda norteamericana. En definitiva, Cali podrá ser cualquier cosa
menos una ciudad desabrida. Y, precisamente, en esa urbe plena de
curvilíneas morenas salseras, negocios sin barreras arancelarias y
fuerte tráfico de cocaína, confluirán el 23 de mayo todos los Jefes de
Estado de los gobiernos conservadores de la región para reimpulsar un
bloque comercial que está a contramano de herramientas intrarregional
como el Mercosur, la Unasur o la Celac.
Hasta el momento,
nueve mandatarios confirmaron que darán el presente en la cumbre del
bloque librecambista denominado Alianza del Pacífico: el anfitrión Juan
Manuel Santos, el chileno Sebastián Piñera, el mexicano Enrique Peña
Nieto y el peruano Ollanta Humala (los cuatro socios plenos), más la
costarricense Laura Chinchilla y el panameño Ricardo Martinelli,
aspirantes a sumarse al bloque. También viajarán hasta Cali, en calidad
de observadores, el primer ministro de Canadá, Stephen Harper; el
presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy; y el presidente de
Guatemala, Otto Pérez Molina, junto a delegados de Australia, Japón,
Nueva Zelanda y Uruguay. No hace falta tener un postgrado en ciencia
política para observar cuál es el común denominador ideológico de los
presidentes que promoverán en Cali una convergencia económica
sudamericana más volcada al libre comercio y en sintonía con el programa
de apertura aduanera que propone la Casa Blanca.
Por
otro lado, si bien la Alianza del Pacífico ya cuenta con dos años de
vida, el encuentro en Colombia supone que será el grado cero de un
bloque comercial y político que va por todo y que aspira a opacar en el
corto plazo a mesas regionales de otro color político como la Unasur o
la Celac. En ese sentido, la oficialista revista Semana de Colombia
advirtió que "el principal reto de la cumbre de Cali es crear una
plataforma económica y comercial de proyección al mundo, especialmente a
la región del Asia-Pacífico. En ese sentido, los presidentes de los
Congresos de los países miembro ya firmaron en Bogotá el acuerdo
constitutivo un Parlamento común que tendrá como misión desarrollar el
marco legislativo de esta integración económica". En definitiva, la
Alianza del Pacífico va creciendo de tamaño y a la luz de noticias
regionales como la victoria del Partido Colorado en Paraguay, el buen
desempeño electoral de la oposición antichavista y ciertas tensiones
productivas en el Mercosur como el retiro de la minera brasileña Vale de
Argentina, sus miembros fundadores están dando a entender que ya no
ponen tantos porotos a un proceso de integración regional claramente
hegemonizado por el triángulo Brasil, Argentina y Venezuela. Tres
miradas, tres perspectivas.
Miradas al Sur consultó a tres
especialistas del proceso de integración de primera línea como Diana
Tussie -Directora del Área de Relaciones Internacionales de Flacso
Argentina, profesora del Instituto del Servicio Exterior de la Nación y
autora del reciente libro Nación y región en América del Sur. Los
actores nacionales y la economía política de la integración
sudamericana-, Lorena Soler -Investigadora del Conicet y responsable de
la recomendable investigación titulada "Paraguay, la larga invención del
golpe"- y Leandro Morgenfeld -docente de la UBA y autor del libro
Relaciones peligrosas- Argentina y Estados Unidos- para contar con un
análisis que contemple todas las implicancias geopolíticas del
relanzamiento de la Alianza del Pacífico.
En principio, Diana
Tussie observa que "básicamente se trata de un bloque aperturista por
la red de Tratados de Libre Comercio que tienen no sólo con los Estados
Unidos sino también con la Unión Europea. Claro, se trata de países que,
en su momento, fueron todos pro-ALCA pero su vínculo con Washington no
es su único interés. Geopolíticamente, se están planteando contrapesar
el modelo Mercosur y rebatir el liderazgo que tienen Brasil y Venezuela
en determinados capítulos comerciales. Luego, hay muchas firmas de
primer nivel como la aerolínea LAN, la empresa de servicios Cencosud
(Supermercados Disco, tiendas Easy) o la red de shoppings Falabella que
promocionan la Alianza del Pacífico porque son corporaciones ligadas a
la distribución de mercaderías y, por lo tanto, necesitan mayor
logística de conectividad comercial y mayor apertura comercial hacia la
zona del Pacífico".
Por otro lado, Leandro Morgenfeld
escribió días atrás un interesantísimo artículo en su blog personal
vecinos en conflicto donde sintetiza con precisión cuál es el contexto
regional en la que se lanza la cumbre de Cali: "Luego del fracaso que
resultó para Washington la Cumbre de las Américas realizada en Cartagena
en abril de 2012 (allí la agenda caliente -Cuba, Malvinas, droga,
inmigración- fue impuesta por los países latinoamericanos, a pesar de
las presiones del Departamento de Estado), Obama pretende recuperar la
iniciativa en las relaciones interamericanas, detener el avance de
potencias extrarregionales (fundamentalmente China, socio comercial y
financiero privilegiado para Argentina, Brasil y Venezuela) y limitar
las aspiraciones de Dilma Rousseff de transformarse en vocera de América
del Sur. Por eso, la Alianza del Pacífico es fundamental para el
reposicionamiento de Washington en la región. A través de la misma, se
pretende atraer a los países disconformes del Mercosur, como Uruguay y
Paraguay, y reintroducir políticas neoliberales que tanta resistencia
popular generaron en las últimas dos décadas".
El comentario
de Morgenfeld, en cuanto a la intención del bloque del Pacífico de
horadar el eslabón débil del Mercosur, es ampliado por Lorena Soler
cuando específica que: "El presidente Horacio Cartes, como buen
empresario, sabe que es necesario reingresar al Mercosur y así lo
expresó. Por ahora, más de la mitad del flujo comercial se realiza con
ese bloque. Sin embargo, estará en el Mercosur y, especialmente, en
Brasil y Argentina alentar políticas de desarrollo con Paraguay para
lograr que Asunción no sea un mero proveedor de commodities y reducir
así los posibles márgenes de conectividad de Cartes con los Tratados de
Libre Comercio. En fin, la región necesita que Paraguay se mantenga en
los márgenes del Mercosur y para ello deberán trabajar en conjunto.
También para convencer al vecino país de la necesidad de que Venezuela
forme parte del bloque. Si no estaremos ante un nuevo armado político de
la derecha latinoamericana que ya cuenta con Sebastián Piñera en Chile,
Juan Manuel Santos en Colombia, Enrique Peña Nieto en México y un
Henrique Capriles inquieto, que no se irá a la casa a esperar tranquilo
las próximas elecciones venezolanas".
Sin embargo, la
profesora Diana Tussie aclara que: "No creo que la actual tensión
productiva del Mercosur aliente la Alianza del Pacífico. Yo creo que es
un bloque con su propia dinámica, lo que no quiere decir que los países
disconformes de la Cuenca del Plata como Uruguay no lo usen como una
ventana para expresar su malestar. Además, Brasil ya está analizando
sumarse a la Alianza como país observador porque, literalmente, no se va
a dejar robar el Mercosur. En definitiva, considero que en el corto
plazo el bloque del Pacífico es, simbólicamente, importante pero no sé
cuanto efecto puede tener a mediano plazo. Por el momento, ellos se
plantean comerciar mucho más con el mundo, la integración de sus Bolsas
de Comercio, hay mucha confluencia empresaria y poco convergencia en
política migratoria; todo lo contrario del Mercosur, que es un bloque
más intrarregional".
Por último, Morfenfeld advierte que: "La
Casa Blanca impulsa también la Alianza Trans-Pacífico (actualmente
participan Canadá, México, Perú, Chile, Australia y Asia pero sin China)
porque mira con recelo la expansión y la competencia de Pekín (los
principales despliegues militares del Pentágono se realizan actualmente
en el Pacífico). La ATP cumple el doble objetivo de intentar contener la
expansión económica china y a la vez lograr una suerte de ALCA remozado
que contrarreste la influencia que supo tener la integración
alternativa impulsada desde Caracas por el eje bolivariano. Ambas
iniciativas, la Alianza del Pacífico y la Alianza Trans-Pacífico son
complementarias y funcionales a los intereses de la Casa Blanca en
América latina".
Volviendo al tablero del Cono Sur, Lorena
Soler remarca que "estamos en presencia de un cambio neoconservador, de
nuevo tipo, al cual no sabemos muy bien como analizar. Nuestras
categorías han quedado viejas o, en rigor, zombies como dice el
sociólogo alemán Ulrich Beck. Hemos estudiado más las nuevas izquierdas y
sus tan diversas expresiones en los gobiernos de la región y tan poco
las nuevas derechas. En esa dirección, el triunfo arrasador de Horacio
Cartes expresa algo más que el regreso del Partido Colorado al poder y
forma parte de las novedades que aportan nuevos fenómenos políticos de
derecha mediante el acceso directo de las nuevas burguesías al poder,
pues antes lo hacían bajo representantes partidarios.
Pie de
foto: Los presidentes neoliberales comprometidos con Washington en
revivir el ALCA mediante la Alianza del Pacífico: Enrique Peña Nieto de
México; Juan Manuel Santos de Colombia; Sebastián Piñera de Chile; y
Ollanta Humala del Perú.
Mayo de 2013.
Mayo de 2013.