Lasillavacia. Mar, 2013-07-16
El lunes el Comité Ejecutivo del Polo Democrático se pronunció oficialmente en
contra de la reforma electoral que buscaría salvar a los partidos
minoritarios. Con esa decisión el partido liderado por Clara López y
Jorge Robledo le cierra las puertas a una eventual alianza con otras
fuerzas de izquierda para las elecciones legislativas y pone en riesgo
una candidatura "de unidad" para las presidenciales, a menos de que sea
alrededor suyo.
Como ha contado La Silla, el proyecto que se ha comprometido a
liderar el senador y futuro presidente del Congreso Juan Fernando Cristo
es fundamental para los partidos pequeños,
que se enfrentan al aumento del umbral: desde la reforma política de
2009 se estableció que en 2010 el umbral sería del dos por ciento de
todos los votos para Senado y que en 2014 subiría al tres por ciento.
Eso quiere decir que un partido va a necesitar entre 450 y 500 mil votos
para tener senadores y conservar su personería jurídica (que es la que
permite recibir anticipos en campañas futuras y otorgar avales). Si
Cristo logra convencer a la Unidad Nacional de apoyar este proyecto, los
partidos pequeños podrían presentarse en listas conjuntas al Congreso,
alcanzar el umbral y sobrevivir.
El Polo siente que no tiene el riesgo de quemarse, y por lo tanto no
tiene un interés directo en el proyecto. Decidió no apoyarlo con el
argumento de que sería un cambio de las reglas electorales a pocos meses
de que empiece de lleno el proceso electoral (las inscripciones son en
noviembre), lo que a su juicio es antidemocrático. Frente al
señalamiento de que esa postura es poco solidaria con los partidos
pequeños, incluso con movimientos de izquierda como Progresistas y
Marcha Patriótica, los del Polo dicen que por eso apoya una demanda que
presentó el senador Carlos Baena, del Mira, contra la reforma
constitucional que aumentó el umbral.
Los cálculos electorales del Polo
El senador Jorge Enrique Robledo es la cara visible
del Polo, y uno de los más reacios a buscar alianzas con otros sectores
de la izquierda. Foto: Juan Pablo Pino
Clara López Obregón es la candidata presidencial
del Polo y su presidente. Ha hablado de buscar la unidad con otras
manifestaciones de izquierda, pero para las presidenciales. Foto: Juan Pablo Pino
La apuesta del Polo es que Robledo, que es una figura carismática,
que mueve mucha opinión y que no deja de posicionarse con denuncias como
la reciente sobre las compras irregulares de tierras en el Vichada,
arrastre la lista del partido.
Como le dijo el senador a La Silla hace algunos meses “No tenemos preocupación por el umbral, estamos seguros que lo pasamos”.
En 2010 Robledo obtuvo 165 mil votos, una tercera parte de lo que se
necesita para llegar el umbral, y el Polo llegó a 825 mil. Repetir esa
votación es casi imposible, porque desde entonces el Polo vivió la
debacle en Bogotá tras la destitución de Samuel Moreno, lo que le quitó
mucha fuerza al partido - además de que perdió su principal fortín en la
capital.
Otro golpe fuerte fue la salida de Petro
en 2010, después de haber sido candidato presidencial del Polo. Con él
se fueron Antonio Navarro, otra de las pocas figuras nacionales del
partido, por lo menos dos congresistas que el Polo ya expulsó (Jorge
Eliécer Guevara y Luis Carlos Avellaneda, que sumaron unos 90 mil votos
en 2010) y otros ex candidatos al congreso como Marcelo Torres, Eduardo
Noriega, Aldo Cadena y Carlos Simancas (que pusieron entre todos otros
30 mil votos). Así, contando por encima, Progresistas le quitaría al
Polo mínimo unos 120 mil votos al Senado.
Además, Petro se llevó un
porcentaje importante de miembros de sindicatos como Fecode,
Sintradistritales o Sintraemcali. La pelea por el poder en la CUT, la
principal central sindical del país con más de 500 mil afiliados, es la
muestra de que el golpe fue grande dentro de la misma izquierda.
Para compensar esas restas, el Polo le apuesta a sumar votos de
movilizaciones sociales: estudiantes cercanos a la Mane y a las
protestas estudiantiles de 2011; caficultores descontentos con Santos;
industriales molestos con los TLC. Y aunque en algunos de estos grupos
podrían tener la competencia de la Marcha Patriótica, un directivo del
Polo le dijo a La Silla que creen que ese grupo más bien genera
prevención en muchos de estos movimientos.
La enredada unidad de la izquierda
El último Congreso del Polo le dio a Clara López, su candidata
presidencial, el mandato de buscar la unidad de la izquierda. Además, la
carta de navegación del Polo es el llamado "ideario de unidad", que le
apuesta a convertir el Polo en el único partido de la izquierda, donde
quepan todos sus matices. Pero en la práctica esa unidad está muy lejos.
Iván Cepeda, representante a la Cámara por Bogotá,
se mantiene en el Polo, pero tiene posturas disidentes en muchas
decisiones, incluyendo la de rechazar el proyecto que permitiría las
coaliciones. Foto: Juan Pablo Pino
El alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, se está jugando con su administración parte del futuro de la izquierda. Foto: Juan Pablo Pino
Por una parte, porque en la izquierda existe el viejo problema del
fraccionamiento: hoy existen el Polo, Progresistas, Marcha Patriótica,
la disidencia del Polo que lidera Iván Cepeda y, ahora, la Unión
Patriótica con personería jurídica pero sin votos. Actualmente hay
coqueteos entre algunos de ellos e incluso con otros grupos como el
Partido Verde, pero nada se ha concretado.
Según le dijeron a La Silla dos fuentes del Polo, el Moir -cuya
cabeza es el senador Robledo - es particularmente reacio a buscar
acuerdos con otros grupos. Como tiene un poder cada vez más importante
en el Polo y una figura muy reconocida, su estrategia es fortalecer la
¨pureza¨ del partido y que, si llega a haber una unidad de la izquierda,
se haga adhiriéndose a él.
Una segunda razón tiene que ver con la historia del Polo. Para muchos
de los militantes que quedan en el partido, y especialmente los del
Moir, la experiencia de la unidad de la izquierda no ha sido
satisfactoria. Sienten que han salido a hacerle campaña a políticos
decepcionantes y que le han hecho daño a la izquierda, como Samuel
Moreno, y a otros que han abandonado el barco después de haber ganado
con votos del Polo, como Lucho Garzón o Gustavo Petro. Esa historia
pesa.
Otro motivo para los distanciamientos es que mientras en el Polo hay
poco convencimiento en que el proceso de paz llegue a buen término, y lo
ven más como una jugada reeleccionista de Juan Manuel Santos, en los
otros grupos hay más entusiasmo.
La posición del Polo contra las candidaturas en coalición busca
mantener su posición como único partido de izquierda en el Congreso, y
también hace más difícil que el proceso de paz tenga una pista de
aterrizaje en la izquierda en el Congreso.
La estrategia es marcar distancias del resto de izquierdas, criticar a
Petro y mantener su agenda de apoyo a las reivindicaciones sociales
pero no jugarse del todo por el proceso de paz.
Si esta estrategia les resulta y el Polo es el único partido de
izquierda que pasa el umbral, una candidatura única de izquierda (en la
que hasta ahora todos se han mostrado interesados) quedaría en cabeza de
Clara López, porque no tendría mucha lógica tener un candidato
presidencial de un grupo de izquierda que no esté en el Congreso. Este
cálculo no incorpora que podría haber una tercería de la "franja
amarilla", en la que estarían los Verdes, Progresistas y otros agrupados
bajo la personería jurídica de los Verdes, por ejemplo.
El riesgo para el Polo es que los cálculos no les salgan y que se queden sin el pan y sin el queso.