domingo, 25 de agosto de 2013

INAMOVIBLES SON INCONVENIENTES: "IVAN MARQUEZ"'

Por: Marisol Gomez Giraldo
El Tiempo 24 de Agosto 2013.
'Inamovibles son inconvenientes': 'Iván Márquez' 
Foto: AFP
 
'Iván Márquez', jefe negociador de las Farc en La Habana, aseguró que la paz debe deslindarse de propósitos electorales.

El jefe de las Farc afirma que parar es necesario y natural.

 El impulso de las Farc de hacer un alto en la mesa de negociaciones, tras la decisión del presidente Juan Manuel Santos de presentar un proyecto para que el país refrende los eventuales acuerdos de paz en una de las jornadas electorales del próximo año, parece estar ya reposado.


'Iván Márquez', jefe de la delegación de esta guerrilla en La Habana, dice que no les parece extraño que el Presidente haya llamado a su equipo negociador a consultas. También le responde a EL TIEMPO sobre temas álgidos de la mesa, como el Marco Jurídico para la Paz y el tratamiento de las víctimas.

Es evidente que la "pausa" de las Farc tiene que ver con que les cayó mal el proyecto del Gobierno para que el país refrende los acuerdos de La Habana, cuando ustedes insisten en una asamblea constituyente...

La pausa busca un tiempo que permita a la delegación de paz de las Farc analizar serenamente las implicaciones políticas y jurídicas de la decisión del Gobierno de radicar un proyecto de ley que persigue el visto bueno del Legislativo para la realización de un referendo el mismo día de las elecciones parlamentarias, o de las presidenciales. Una pausa siempre es breve, y de hecho los voceros del Gobierno saben por cuánto tiempo la solicitamos. De todas maneras, es una oportunidad para que las dos partes comprometidas en el diálogo, reflexionen.

Nadie desconoce que un acuerdo de paz se construye conjuntamente, y que la bilateralidad es asunto clave. Pero la fortaleza del acuerdo solo la puede dar el constituyente primario, verdadero garante de legitimidad y defensor de su propia soberanía. La voluntad nacional es la que manda.
Las organizaciones sociales y el pueblo en general, pueden tener la certeza de que no estamos fraguando nada a sus espaldas. Damos nuestros pasos de cara al país y hacia él dirigimos nuestras propuestas políticas y sociales, que no son otra cosa que los mandatos populares surgidos de los distintos foros organizados en torno a los temas de la agenda.

¿La "pausa" en los diálogos será para encontrar un punto intermedio con el Gobierno sobre la refrendación de los acuerdos, o es la constituyente un inamovible de las Farc?

Los inamovibles son inconvenientes. Esta pausa es para la reflexión y para escuchar el sentir de la población, sobre todo en este momento de fervor popular donde la gente de todos los rincones de Colombia clama porque la escuchen. Y en cuanto al mecanismo de refrendación, ese es un tema de la agenda, que debe abordarse y acordarse de manera bilateral en la mesa.

¿ Ven en el proyecto del Gobierno una jugada política y electoral, una presión a las Farc para que aumenten el ritmo en La Habana o la intención de dejar listo un mecanismo de refrendación con este Congreso, que apoya el proceso de paz?

No hemos pensado en clausurar la credibilidad en torno al presidente Santos, pero es necesario contrastar las propuestas que hay en el escenario del debate nacional: la constituyente y el referendo. Sea lo que sea, consideramos que la paz debe deslindarse de propósitos electorales. No nos importa quién sea el presidente, sino que triunfe alguien que se la juegue por la paz. Pero además, esta debe ser una política de Estado. La solución a medio siglo de cruenta guerra está por encima de cualquier interés electoral.

¿Cómo ven la decisión de Santos de llamar a consultas a sus voceros en la mesa?

Consideramos natural que el Presidente llame a consultas a sus voceros para intercambiar sobre un tema tan crucial como este, que ha suscitado gran controversia nacional. Lo extraño sería que no lo hiciera.

Santos dijo que las que decretan las pausas y ponen las condiciones no son las Farc...

La verdad es que si estamos en un proceso serio de concertación, de aproximaciones, de búsqueda de la concordia, nadie de manera unilateral puede tomar determinaciones sobre temas en discusión, contenidos en la agenda, ni colocar ritmos, ni fijar plazos.

¿Cómo debe interpretar el país la carta de 'Timochenko' al presidente Santos en la que afirma que las dificultades para llegar pronto a acuerdos están en sus confesiones públicas sobre que no se está negociando el modelo económico ni lo fundamental en el sistema de gobierno?

Lo que dice el comandante Timoleón es la posición de las Farc. Un acuerdo que no aborde la superación de las causas del conflicto sería un acuerdo inane. Debemos ir más allá de los deberes constitucionales y legales del Estado, porque se trata de mandatos -sobre todo aquellos que provienen del poder constituyente-, que el Estado está en la obligación de materializar. Su cumplimiento no es hacerle la revolución por decreto a nadie. Es el colmo que se nos exija enarbolar como bandera o programa partidario derechos consagrados en la Carta Magna, lanzarnos con esos pendones a la contienda electoral, y que si triunfamos en ella, siendo ya gobierno, demos vida, nosotros mismos, a la letra muerta de la Constitución.

¿Y qué es lo que no les cuadra a las Farc del Marco Jurídico para la Paz, aparte de que no fue discutido con ustedes?

Sencillamente que ninguna jurisdicción internacional puede estar por encima de un tratado de paz rubricado por el constituyente primario. Colombia no debe renunciar jamás a su soberanía jurídica. Pero, además, de ninguna manera se puede admitir que el victimario principal, que es el Estado, pretenda convertirse en juez.

¿Ustedes dicen que un modelo de justicia transicional, como el Marco para la Paz, solo es posible para países en transición. ¿Acaso lo que se está intentando con las Farc no es la transición de la guerra a la paz?

Lo que decimos es que el conflicto no ha cesado; aquí no hay vencedores ni vencidos. Y en la eventualidad de una transición, esta debe ser acordada porque de lo que se trata es de cómo pasamos del terrorismo de Estado a la democracia verdadera.

¿No es un portazo al Gobierno el rechazo público al Marco para la Paz, cuando el presidente Santos lo defendió personalmente ante la Corte Constitucional como base legal del proceso de paz que tiene con ustedes?

El problema es que no se puede defender algo con falencias tan grandes como catedrales.
El país ha tenido un gran debate sobre esta reforma constitucional y los críticos alegan que provocará impunidad sobre delitos atroces y crímenes de guerra, que envuelven al grupo guerrillero...

El presidente Santos ha reconocido algo que hemos venido planteando con insistencia: que las víctimas son víctimas del conflicto, y que el Estado es responsable por acción o por omisión. Estamos hablando de una guerra, y todas las guerras son terribles. Aquí no hay quien esté sin pecado para que tire la primera piedra. Por eso estamos planteando la conformación convenida de una gran comisión de la responsabilidad histórica. Hay algo de perfidia en la pretensión de atribuir a una sola parte toda la responsabilidad. O todos en la cama o todos en el suelo.

Ya las Farc dijeron concretamente que aspiran a curules asignadas en el Congreso, las asambleas departamentales y los concejos municipales. ¿Cuál es la propuesta del grupo guerrillero en términos de justicia con las víctimas de todos los lados?

Sí, hemos hecho pública esa aspiración y la decisión que tome el Gobierno respecto a ella indicará su real compromiso con la terminación del conflicto. Y respecto a la segunda pregunta, quiero recordar que la confrontación colombiana no ha sido entre Belcebú y serafines celestiales. Todos tenemos que responder, y la manera de hacerlo debe convenirse en la mesa, y lo acordado rodearlo de legitimidad con el visto bueno del constituyente primario.

Una comisión de víctimas de todos los grupos armados, incluidas las Farc, iría a La Habana para contarles lo que esperan como personas que han sufrido el conflicto. Algunas han insistido en que haya un mínimo de cárcel...

Ese asunto aún no se ha definido en la mesa. Los partidos políticos y algunos candidatos presidenciales también han expresado su interés en ser escuchados.

En últimas, ¿qué tipo de marco legal quieren para cerrar el conflicto armado del que han hecho parte durante 50 años?

Creo que lo he explicado suficientemente. La responsabilidad pretende endilgarse a una sola parte, a la que tuvo que alzarse en armas haciendo uso de un derecho universal. Pero de manera deliberada y hasta ingenua, no se habla de la responsabilidad de las élites en la violencia, ni de la responsabilidad de los partidos tradicionales, los empresarios que financiaron hasta las guerras sucias, ni de los terratenientes que acumularon mediante la violencia. No se habla de los cuerpos de inteligencia del Estado, ni de la Iglesia que también jugó su papel atizando la guerra. Dónde está la responsabilidad de los que acogieron la doctrina del “enemigo interno”, la guerra de baja intensidad? Dónde la de los cerebros del paramilitarismo como estrategia contrainsurgente del Estado? Dónde la responsabilidad de la potencia del norte que ha adoctrinado y formado en escuelas, financiado y dotado con armas letales a una de las partes en confrontación?. Y por ahí hay otros como la gran prensa, que quisieran pasar de agache. A todos ellos los han desaparecido, como por arte de magia, de la constelación de los responsables. Debiera idearse un marco jurídico que los arrope con las penas que piden para una sola de las partes. Teniendo en cuenta todos estos aspectos, sería más fácil encontrar entre todos una solución que sane las heridas o, al menos, deje un poquito de paz en el alma.

Ustedes pidieron una comisión independiente para revisar la Memoria Histórica sobre el Conflicto que acaba de ser publicado. ¿Vieron esa memoria insuficiente o la consideran parcializada?

Sí, la vemos insuficiente. Debemos ir a las causas, a las responsabilidades. Esta guerra tiene un contexto histórico que no se puede pasar por alto, de ahí nuestra propuesta de crear la gran comisión que se ocupe de estudiar lo que produjo la de Memoria Histórica y la complemente con otros datos de la responsabilidad histórica, que consideramos necesarios para tener un panorama completo de la realidad.

Esa memoria, de hecho, sugirió al Gobierno dar el primer paso y pedir perdón por las víctimas de agentes estatales. El presidente Santos reconoció la culpa del Estado el día que defendió el Marco para la Paz. ¿Acaso tampoco consideran este un paso importante?
Sí, es un paso importante, pero ese acto supremo no podemos reducirlo a un espectáculo meramente mediático y sin ningún efecto tangible.

¿En medio de las diferencias con el Gobierno, qué tan optimistas son frente al éxito del proceso de paz?

Somos optimistas. Estimamos que nadie desconoce que en Colombia debemos cambiar muchas cosas para darle una oportunidad histórica a la paz con justicia social, la democracia verdadera y la soberanía nacional. Mientras nos mantengamos como un país intervenido, ningún acuerdo sirve para nada. Nadie quiere cambios para que todo siga igual.

MARISOL GÓMEZ GIRALDO

Editora de EL TIEMPO

Twitter: @margogir


http://www.eltiempo.com/politica/entrevista-a-ivan-marquez_13011964-4