Clara López Obregón
Los catastróficos y lapidarios resultados electorales del Polo Democrático
Alternativo presentados el pasado 30 de septiembre para elegir apenas 750
delegados para el antidemocrático e intrascendente tercer congreso, se
constituyen en una especie de crónica anunciada.
Son resultados que reflejan la forma purulenta como la camarilla
socialdemócrata empujó la gran esperanza a los acantilados del naufragio, sin
importarle un higo la esperanza que todo un pueblo había depositado con tanto
entusiasmo y perseverancia en medio de la abrupta represión del régimen
liderado por el presidente Juan Manuel Santos Calderón y su “unidad nacional”.
Si tuviera un mínimo de dignidad
esta camarilla debería haber renunciado al otro día y dejar en manos de
una comisión provisional la redirección del
alicaído Polo Democrático Alternativo, porque su conducción ha sido
errática, sectaria y grupista. Siempre inspirado sus intereses personales,
siempre mostrando ambiciones personales
y cálculos megalómanos. Así se pueden caracterizar a los enterradores
del Polo: Clara López, Jaime Dusan, Jorge E. Robledo y los renegados: Wilson
Borja y Carlos Romero.
Mientras en el segundo congreso participaron en el proceso de elección de
los 1500 delegados 555.302 polistas, en esta oportunidad solo 160.046. ¡Qué
vergüenza! El 5 de abril de 2011, se movilizaron en Bogotá algo más de 78 mil
personas para la conformación de las coordinadoras locales, en esta oportunidad
solo 28.734.
Clara López Obregón, que ahora suele echarse sus palomitas en el avión
presidencial con su mancorna Carlos Romero, sale a los medios a hacer toda una
alharaca para intentar justificar lo injustificable. Como dice la canción: “A
quién engañas abuela”.
Si por Colombia llovió por el Tolima no descampó. Los resultados no
pudieron ser más nimios y apocalípticos. También era especie de crónica
anunciada. Es que pasar de más de 80 mil votos a 4.868 mal contados es para
renunciar y dejar en manos de los verdaderos polistas la posibilidad de hacer
un “milagro” extraordinario. Pero la
ambición es sorda, ciega y muda, como dice la recién embarazada Shakira.
El enemigo de clase cumplió con su cometido, usando para ello en grado sumo
nuestros errores e incapacidad de afianzarnos en la crítica y la autocrítica.
La ceguera condenó al Polo al abismo.
Como Comunista nos duele que semejante esfuerzo colectivo haya caído en
esas manos dañinas. Nos duele porque se frustra un empuje tan promisorio que
puso a temblar la pusilánime oligarquía. Con el camarada Jaime Pardo Leal se
cosecharon 300 mil votos y esto asustó a los dueños del poder quienes ni cortos
ni perezosos diseñaron diversos planes criminales para matar la Unión
Patriótica y centenares de Comunistas. El doctor Carlos Gaviria Díaz, llegó a
2.613.157 votos, lo cual se miraba como la antesala para toma de la presidencia
de la república, pero la burguesía permeó la unidad, hizo el milagro de
exacerbar el personalismo, dando al traste con los sueños preclaros del
pueblo colombiano, quien se ha visto
condenado a posponer, por ahora, ese dorado sueño de justicia social,
democracia y libertad.
Desde el desierto de este descomunal descalabro, que urge de análisis
profundo y sin sectarismo de ninguna naturaleza o trivial palabrería insulsa
para justificar lo injustificable, los Comunistas, siempre consecuentes con los
intereses del pueblo y con la abnegada y valerosa lucha de 82 años, levantamos
la bandera de la unidad, de la búsqueda de las reales causas y la
profundización de la lucha revolucionaria.
Así el Polo Democrático Alternativo esta camarilla lo haya convertido en un
“cascarón”, los Comunistas nos negamos a abandonarlo y dejarlo a su triste
suerte, consideramos que debemos mirar el horizonte con esperanza, pensando
desprevenidamente en las generaciones venideras y luchar por esa noble causa.
Basta ya de oportunismo. Jalémosle a la unidad.
Miremos a otras expresiones populares con afecto y admiración, es decir,
con hermandad y entre todos avancemos porque al fin y al cabo el enemigo de
clase es uno solo: El sistema capitalista. Miremos la Marcha Patriótica, el
Congreso de los Pueblos, La Minga Indígena, la Coordinadora de Movimientos
Sociales y Políticos, como fortaleza y espíritu unitario, respetando y
admirando las diversas dinámicas. Es el camino para salir del laberinto, no hay
otro, ante la monstruosidad del régimen que se hunde cada vez más en
corrupción, la violencia y la burda explotación del hombre por el hombre.