Entre 1998 y 2006 el proceso bolivariano se concentró en sobrevivir ante una derecha feroz y sublevada. Entre 2006 y 2012 alcanzó espectaculares logros sociales, educativos y asistenciales.
DESARROLLAR APARATOS
SINDICALES ENTERAMENTE SOCIALISTAS.
Privilegiar
organizaciones por ramas productivas antes que por sede geográfica, sumar las
existentes a la lucha contra la inseguridad, incorporarlas plenamente a la
solución de los grandes problemas nacionales.
ECONOMÍA
El
nuevo gobierno debe sustituir el viejo aparato económico heredado importador
por otro creador de productos básicos para las grandes mayorías. Culminar de
una vez la inconclusa Reforma Agraria. Lograr la seguridad y la soberanía
alimentarias. Poner los cimientos de una economía no dependiente de los
hidrocarburos. Reducir la Deuda Pública.
Dar la
batalla final contra los residuos neoliberales que parasitan el sistema fiscal:
contra el IVA, impuesto regresivo que castiga a quienes menos tienen, mientras
la tasa máxima de tributación para los oligarcas no excede de 34%.
Denunciar
los Tratados contra la Doble Tributación, que exoneran de tributos a las
transnacionales, y los de Promoción y Protección de Inversiones, que
privilegian al capital foráneo. Presidir el paso de una economía mixta a otra
netamente socialista.
POLÍTICA
El
nuevo gobierno debe enfrentar sin rodeos la Reforma del Estado.
Institucionalizar las misiones. Mejorar los servicios públicos: la mejor
recomendación es la eficiencia. Ampliar las facultades de contralorías y de la
oficina de seguimiento de Políticas Públicas, para realizar un riguroso control
de la gestión, evaluando ejecución de metas y programas y exigiendo
responsabilidad civil y administrativa por su incumplimiento. Eliminar cajas
negras y fondos inauditables.
Culminar
la reducción de la inseguridad iniciada con la creación de la Policía Nacional
y la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad, compilando las
verdaderas cifras de homicidios reales y descartando las obtenidas en encuestas
de percepción subjetiva de la inseguridad.
Controlar
la infiltración paramilitar que cobra vacunas, instala alcabalas, domina la
economía informal, controla empresas de transporte y comunicaciones, arma
sicarios y lava divisas en bingos y casinos.
CULTURA
Una
Revolución es cultural o no es. Educación, medios y cultura deciden la batalla.
La bolivariana debe superar sus espectaculares logros educativos adecuando las
estructuras a la formación de los profesionales y especialidades que el país
realmente necesita, y priorizar en las universidades públicas investigación y
docencia por sobre administración.
Debe
emprender la conquista de las audiencias masivas, incursionando con sus medios
de servicio público, alternativos y comunitarios en la educación y el
entretenimiento.
No es
posible competir con la programación importada de los medios privados, pero
nuestro aparato comunicacional cuenta con una relevante legión de talentos
capaces de producir telenovelas y programas humorísticos de calidad.
Los
medios de servicio público pueden quitarle sus audiencias a los privados no
remedando las torpezas de éstos: las incesantes interrupciones propagandísticas
o publicitarias, la permanente contaminación de la pantalla con logos,
cintillos y publicidad por inserción, la anarquía en la programación. En fin, a
una revolución se la conoce por sus intelectuales y gracias a sus
intelectuales.
El
proceso bolivariano, que cuenta con los más numerosos y brillantes talentos,
debe utilizarlos a plenitud.