viernes, 1 de marzo de 2013

"LOS ARREBATOS DEL GOBIERNO SON CONCESIONES A LOS ENEMIGOS DE LA PAZ": CARLOS LOZANO. Febrero 23 de 2013

Juanita León
Carlos Lozano, uno de los líderes de Marcha Patriótica, se ha convertido en un puente clave para acercarse a las Farc.
  
Carlos Lozano: líder del Partido Comunista, directivo de la Marcha Patriótica y sobre todo, una de las personas a las que han recurrido siempre los gobiernos para hacer un puente con las Farc.

En la época del movimiento estudiantil, Lozano conoció a varios de los dirigentes de las Farc que pertenecían como él a la Juventud Comunista (Juco), comenzando por Alfonso Cano. También militó en la Juco con Andrés París y Pablo Catatumbo. Luego, durante las negociaciones de paz en el Caguán, Lozano, que ya era director del periódico comunista Voz, entabló contacto de nuevo con las Farc y logró la única entrevista que Tirofijo le dio a un medio colombiano. Luego, la guerrilla lo designó como miembro de la Comisión de Notables que intentó infructuosamente darle un aire a ese proceso de paz. Después de su fracaso, cuando gran parte del país le hacía barra a la derrota militar de la guerrilla a través de la Seguridad Democrática, Lozano seguí insistiendo en una salida negociada. Cuando este escenario volvió a coger fuerza, Lozano nuevamente fue buscado. Esta vez por el Gobierno cubano. Timochenko también le concedió a él la única entrevista que ha concedido en Colombia. Esta entrevista como varias de sus reflexiones sobre la paz aparecen en el libro "La paz sí es posible" recientemente publicado por Lozano.
 Ahora, que vuelven los cruces de declaraciones destempladas entre el Gobierno y las Farc que hacen parecer que la negociación está "empantanada", La Silla Vacía entrevistó a Lozano para que diera una perspectiva de más largo plazo sobre esta negociación.

La Silla Vacía: ¿Cuál es su lectura del proceso de paz en este momento, justo cuando Timochenko y el gobierno están hablando de que el proceso está en un 'pantano'?

C.L: El proceso está en un momento difícil y es necesario salvarlo con un esfuerzo de las dos partes como lo propone Timochenko en la carta de estos días.

La Silla Vacía: ¿Por qué cree que está en un momento difícil?

C.L: Porque el gobierno cree que está conversando con una guerrilla derrotada, quiere humillarla y provocarla. Es una actitud prepotente que lo lleva a ser contestatario, sin iniciativa. Mientras las FARC han presentado como seis pliegos de propuestas sobre el primer tema, el gobierno no ha hecho ni una. En el fondo, los arrebatos del gobierno son concesiones a los enemigos de la paz, que los tiene inclusive adentro.

L. S.V: En su libro, usted cuenta que Cuba lo buscó para que estableciera si el proceso con las Farc tenía alguna posibilidad. ¿Cómo llegó al a conclusión de que sí lo tenía?

C.L: En realidad los contactos del presidente Santos comenzaron antes de su posesión a través de un empresario vallecaucano, y eso al comienzo generó cierta expectativa en las Farc y en algunos de los países que estuvieron acompañando al gobierno. Esa etapa fue de calentamiento. El ritmo de todo el proceso era lento y los cubanos tenían la duda de hasta dónde las Farc estaban dispuestas a comprometerse en un proceso serio. Es cuando yo aparezco. Querían, a través mío, que yo tratara de establecer con Alfonso Cano si era una decisión tomada por las Farc y si Cuba se iba a meter en un proceso que tuviera perspectivas de salir adelante.

L.S. V: ¿Cómo llega usted a la conclusión de que las Farc están en serio?

Llego a la conclusión porque tengo intercambios de mensajes con Timoleón una vez él asume después de la muerte de Cano y me doy cuenta de que tienen ya una decisión tomada. En el mismo hecho de que permanezcan dispuestos a seguir el proceso de acercamiento a pesar de la muerte de Cano, que entiendo fue entendida como una traición de Santos. Cuando veo que persisten en la idea del proceso, me doy cuenta de que puede ser. Sin duda había debates en las Farc, estos temas no se toman por unanimidad, pero estaban unidas en lo fundamental, en seguir el legado de Cano de abrir un espacio de diálogo. Por eso llegué a la conclusión de que iba a ser así. Creo que no me equivoqué.

L.S. V: ¿Cómo decidió las Farc que estaba lista para entrar en una negociación que conduzca a dejar las armas?

Hasta donde entiendo hubo debates dentro de las Farc pero no tanto sobre si se iba o no a una mesa de diálogo sino sobre si este era el momento. No es cualquier cosa lo que había pasado con la muerte de Jojoy y sobre todo con la muerte de Alfonso Cano. Era un trofeo de guerra muy importante para el gobierno, un golpe muy duro para las Farc. No era fácil que se siguiera en ese proceso. Hubo debate en el Secretariado y en el Estado Mayor. Pero al final se logró adoptar la decisión de ir todos juntos, y más o menos eso se ha visto. No se ha visto en las Farc una actitud de torpedeo a ese proceso. Tienen un solo libreto.

L.S.V: ¿Por qué les interesaba a los cubanos facilitar el proceso de paz con las Farc?

C.L: Los cubanos de tiempo atrás vienen interesados en la solución política al conflicto armado en Colombia. No por una decepción de la lucha armada sino por las realidades políticas. Los procesos de América Latina están transitando por otra dimensión y así lo entienden los cubanos.

L.S.V: ¿Cómo entran ellos en la negociación?

C.L: Como las Farc objetaban el diálogo en Suecia y Noruega, porque era demasiado lejos, apareció Cuba como una alternativa. Para las Farc podría haber sido Venezuela, pero no era fácil que el gobierno lo aceptara. Entonces se abre paso la idea de la Habana y por eso ya el presidente Santos había hecho contacto con Cuba. Ellos fueron invitados por el gobierno, no se meten por la puerta de atrás.

L.S.V: ¿Cuba tiene influencia sobre las Farc?

C.L: Más que influencia, creo que las Farc le tienen respeto a Cuba y eso es muy importante. Cuba tiene autoridad para hablarle a las Farc porque ha sido solidaria con todas esas luchas armadas y de alguna manera su voz es escuchada. No digo que sea atendida, pero por lo menos tiene facilidad de encontrar receptividad a esa facilitación de Cuba.

  “No se ha visto en las Farc una actitud de torpedeo a ese proceso. Tienen un solo libreto”.
– Carlos Lozano

L.S.V: ¿Qué condiciones favorecen la paz ahora que no existían en el pasado?

C.L: Estamos en otro momento. El debate que hay hoy en la izquierda y en la propia guerrilla colombiana, incluyendo al Eln, no es la vigencia o no de la lucha armada, que fue el debate de los años 70. Hoy el debate está en función de una experiencia concreta de América Latina. Los procesos de renovación van en camino de la lucha no armada. Eso pesa. En lo propio, las Farc reconocieron algo que antes no les gustaba mucho: que se hablara de un conflicto degradado, ahora en sus textos hablan de un conflicto degradado. El debate es que hay que ponerle fin a un conflicto que no tiene futuro, que no tiene un desenlace rápido y que hay que buscar alternativas para evitarle tanto sufrimiento a este país por el conflicto y otras razones.


L.S.V: ¿Cómo vislumbra el Acuerdo ideal que podría salir ahora del proceso de paz?

C.L: El tema agrario es fundamental. En eso el gobierno no puede cerrar ninguna posibilidad. No está en discusión la propiedad privada, sino la exagerada concentración de la propiedad sobre la tierra. Lo ha advertido Naciones Unidas: Colombia tiene las vacas más cómodas del mundo mientras se amenaza la soberanía alimentaria. El Gobierno no puede decir que el modelo no es objeto de discusión. En materia política, igual. Me da la impresión que el gobierno tiene una posición reduccionista del tema político. Lo limita a que Márquez o Timoleón vayan al Senado. Eso no es el tema fundamental.

L.S.V: ¿En concreto, a qué cree que aspiran las Farc en el tema político?

C.L: A reformas políticas: un estatuto de la oposición, reformas que garanticen la igualdad de todos ante la ley, garantías para poder participar en la vida nacional. Tiene que haber una reforma de fondo que no se puede reducir, como cree el Establecimiento, a si el umbral es el 3 por ciento. Ese no es el asunto, es de garantías, de facilidades, que la política tradicional se libere de tantos vicios. Tiene que haber un sistema de favorecer más las garantías democráticas de todo el ámbito nacional

L.S.V: ¿Qué cree que se puede esperar en el tema de víctimas?

C.L: El doctor De la Calle dice todo el tiempo a las Farc que hay que darles la cara a las víctimas. Yo me pregunto: ¿Es que no hay víctimas del Estado? En la Unión Patriótica, hay impunidad total y eso no se puede decir que fue Rodríguez Gacha. Veo que van a presentar una película de Carlos Castaño y que el argumento es que todo se debió a la venganza de Carlos Castaño. Tiene que haber un criterio de que todos tienen que aportarle a esa verdad.

L.S.V: ¿Cree que las Farc estarían dispuestas a pagar unos años de cárcel?

C.L: Hasta ahora han dicho que no. Pero yo creo que eso tiene que ser parte del debate. Veo que otros comienzan a mover, vía León Valencia, que haya amnistía e indultos para los militares. Y por ahí se abre la brecha para que todos salgan libres.

L.S.V: ¿Qué opinaría de eso?

CL: Deben debatirlo, no digo que no. Más importante que eso, que el gobierno no quiere debatir, es crear una nueva doctrina democrática para las Fuerzas Militares. Que los militares entiendan que su papel para defender la democracia no pasa por la connivencia con los paramilitares o con los narcos.

L.S.V: ¿De qué se trata realmente este proceso?

C.L: Paz con democracia con justicia social. López Michelsen decía que la guerrilla no podía aspirar a una revolución por contrato. La bondad de esta agenda es que es muy concreta, que trae un preámbulo que no puede ignorar el gobierno. Pero con este proceso hay que pasar a un nuevo estadio de prosperidad y de garantías, y unas mejores condiciones sociales.

L.S.V: Pero si de eso se trata el proceso va a durar años.

C.L: Hay una equivocación y es creer que el proceso de paz es únicamente para resolverle unas cosas a las Farc y al ELN. Pero la clave de todo esto es que se resuelvan cosas claves de la sociedad. Lo de la democracia no es para que las Farc vayan a elecciones sino para que todos los que creemos en una visión alternativa de la sociedad podamos luchar por las ideas que creemos, sin tener que luchar con armas para hacerlo, con las mismas garantías con las que cuentan los que se apoyan en las gabelas del poder. Es una nueva democracia, así suene ostentoso.

L.S.V: Si este proceso tiene éxito, ¿cómo afectaría el proceso de la izquierda?

C.L: Este proceso de paz tiene sentido no solo si se avanza en fortalecer la democracia sino si influye para bien en los procesos de unidad de la izquierda y de los sectores democráticos del país. Hay un nuevo alinderamiento de la izquierda, en el sentido que hoy ningún partido agota las posibilidades de la izquierda. No está toda en el Polo, ni en el Congreso de los Pueblos, ni en la Marcha Patriótica. Tenemos que entender que si queremos tener una opción de poder, ojalá para el 2014, tenemos que unirnos pero con un programa de izquierda, de cambios en el país, de ruptura con el mercado neoliberal.

L.S.V: ¿Como Petro?

C.L: Con todas las diferencias que tenemos con Petro, en el debate de fondo de las basuras él tiene razón: es para defender el interés público. Lo que le ha pasado a la izquierda es que como para ganar hay que ganar la centro izquierda entonces hay que bajar el tono del discurso para ser más rosaditos. Pero no: la izquierda debe ser izquierda, y puede ser el proyecto político de este nuevo aire, ojalá todos lo entendamos, incluyendo el Polo.

L.S.V: ¿Cómo fue el proceso de surgimiento de la Marcha Patriótica?

C.L: La Marcha surge en el Encuentro por la Paz de Barrancabermeja del 2011, que fue convocado por la Asociación de Campesinos del Carare y atendieron más de mil organizaciones populares, no solo agrarias, y personalidades como Horacio Serpa, el padre Francisco de Roux, gente que pudo corroborar que no era un congreso de guerrilleros. Lo que llamó la atención de este encuentro es que la conclusión fue que había que buscar el camino de la paz antes de conocerse en el país la fase exploratoria de los diálogos entre las Farc y el Gobierno. En la medida que avanzó hasta el año pasado cuando tomó forma, se habló de que Marcha podría ser un movimiento social y político no solo para la paz sino para promover la unidad de la izquierda. En eso es muy diferente a la Unión Patriótica, que surge como una organización propuesta por la guerrilla. Nadie interviene en cómo como se comienza a desarrollar este movimiento. Son las organizaciones de base.

L.S.V: ¿Qué porcentaje de la militancia de la Marcha tiene afinidad con la guerrilla?

C.L: Ahí en Marcha Patriótica y aún en gente del campo que no está con Marcha Patriótica hay mucha gente que tiene simpatía por la guerrilla, que no son guerrilleros ni milicianos. Es que con esa precariedad de la democracia que se siente en las regiones, donde en algunos municipios rige el régimen de estado de sitio de antes de la Constitución de 1991. No manda el alcalde sino el comandante de la brigada. Uno de los méritos de Santos es reconocer que la guerrilla es una realidad política del país. Que está ahí y que no puede tratarse exclusivamente con lo militar, que tiene base social y que tiene simpatía.

L.S.V: ¿Le tienen simpatía los campesinos que han tenido que padecer su opresión?

C.L: En esos recorridos con la Marcha, me he dado cuenta de la falacia de que nadie quiere saber de ellas.  Uno ve en regiones que las Farc han estado ahí y que es una falacia que las hayan expulsado. Están en Cundinamarca, en la Costa Atlántica, en zonas que supuestamente fueron declaradas libres de la presencia guerrillera. Eso es lo que me convence de la necesidad de un proceso de paz. Claro, ha recibido golpes muy fuertes, la Seguridad Democrática fue muy rigurosa en persistir en esa solución de fuerza, pero no logró aplastarlas, ni acabarlas, ellos asimilaron esos golpes. En los últimos días atacaron Yacopí; en Sumpaz hubo un ataque a unos soldados. ¿Cuánto hacía que dijeron que las Farc habían desaparecido del Sumpaz? No me alegro de esos hechos y lamento las muertes de soldados y policías, pero es la tragedia de esta guerra.

L.S.V: ¿Por qué le tienen simpatía a las Farc algunos campesinos?

C.L: Hay regiones donde pueden darse situaciones fuertes y de abusos por parte de las Farc, y no desconozco que hay gente que ha perdido la credibilidad en ellos. Pero hay regiones en las que las Farc son los que dirigen la región, resuelven problemas de linderos, preservan el medio ambiente, los campesinos incluso van a que les resuelvan los problemas de pareja. Son una autoridad. Son muchos años de cohabitación de la guerrilla con esos campesinos, ayudan a resolver quién va a ser la maestra de la escuela. Cobran peajes, hacen obras públicas. Ante el vacío del Estado, que se preocupó de la guerra, pero no de la inversión social, ¿a quién acuden los campesinos? Al que tienen más cerca. Que no es el juez ni el notario, es el comandante de la guerrilla.

L.S.V: ¿Es posible que la guerrilla financie algunos sectores de la Marcha?

C.L: La Marcha Patriótica se financia como se han financiado todas las organizaciones populares: con los aportes de cada una de estas organizaciones. Entre otras cosas, la Marcha es una organización de mucha pobreza. Nuestras reuniones las hacemos de una manera modesta. ¿Por qué esa misma pregunta no se la hacen a los partidos que hacen sus reuniones en los clubes sociales llenos de lujo? Los que ponemos a la gente a venirse en autobús desde Santa Marta, son los que tenemos que dar explicaciones. Hemos tomado medidas frente al manejo financiero. Como no somos un partido político reconocido, no estamos sometidos a ningún control del CNE y sin embargo, hemos logrado estructurar todo nuestro sistema financiero.

L.S.V: Fuera de haber llegado a la base social, la Marcha también ha penetrado el mundo sindical. Dicen que parte de la huelga del Cerrejón lo explica la pelea por la dirigencia del sindicato entre el Polo y la Marcha.


C.L: La Marcha ha sido muy fuerte en el mundo sindical, algo de eso hay en el Cerrejón. Ahora vienen las elecciones en el Comité Ejecutivo de la Cut, en donde Marcha va a jugar un papel muy importante, en los sindicatos metalúrgicos, en los sindicatos energéticos hay una presencia importante de Marcha. Y es posible que se cambie el mapa de la presencia sindical. Marcha tiene fuerza en el sector de los maestros. Marcha no se va tomar la CUT sola, ojalá fuera así, que irrumpiera con fuerza, pero va a modificar las alianzas.

L.S.V: ¿Cómo ve los tiempos políticos de la Marcha con los del proceso de paz?

C.L: En Marcha no nos angustia tanto el tiempo, en eso coincidimos con las Farc. No estamos de acuerdo con los tiempos fatales, entendemos al Presidente que tiene el afán de la reelección. Pero la Marcha no ha decidido si va a elecciones. Mi posición personal es que Marcha tiene que ir a elecciones, Piedad está en esa misma tónica. Pero hasta ahora está en proceso de consolidación. La idea de las constituyentes no es convertirlas en plataformas electorales.

L.S.V: ¿Cuál es el objetivo entonces de las Constituyentes?

C.L: Son un ejercicio pedagógico que tiene dos razones: defender la Mesa de la Habana, movilizar la base social que se incorpore en las regiones, con constituyentes de mujeres, constituyentes de jóvenes en defensa de lo de la Habana. Por eso cabe todo el mundo. No es un proyecto político, una persona de derecha que crea en la paz puede estar en las constituyentes. El objetivo es recoger el planteamiento y la inquietud de la gente del común para plantearla frente al tema de la participación ciudadana.

Eso va en la línea de lo que dijo Iván Márquez en Oslo de que el pueblo marcaría el camino de la negociación..

Queremos que se abra el debate, que se entienda que hay una flexibilidad en la agenda, que tiene un preámbulo que para nosotros es fundamental. No pretendemos que la Mesa de la Habana defina si hay que cobrar valorización, pero sí tiene que resolver problemas que siente la gente. Nos parece un contrasentido que el Gobierno esté allá hablando de cambios y aquí pasando una agenda legislativa neoliberal. Hemos hablado de un foro permanente por la paz.

L.S.V: ¿Quieren que se convierta en una presión sobre la Mesa en la Habana?

C.L: Si, es una presión sobre la Habana para llegar a unos acuerdos. Las constituyentes tienen que contribuir a dinamizar el proceso, diciendo, bueno, resuelvan esto. Hablamos de un tiempo razonable, que es aquel que no es eterno pero tampoco es perentorio.

L.S.V: ¿Cuál es su pronóstico sobre cuánto tiempo durará la negociación?

C.L: Al acuerdo puede que se llegue en noviembre o en un año, no creo que se tome mucho tiempo. Me estimula que en tres o cuatro comunicados se habla de coincidencias. Y eso es importante: nos indica que se puede llegar a un acuerdo. Luego viene la etapa de ejecución de los acuerdos. En Irlanda duraron 10 años implementando los acuerdos antes de dejar las armas.

L.S.V: ¿Entonces, usted cree que llegan a un acuerdo y no dejan las armas sino hasta que se hagan todas las reformas?

C.L: No creo que firmen el acuerdo y entreguen las armas. Y creo que el gobierno así lo ha entendido. Cuando el gobierno dice que un cese del fuego es más adelante yo creo que es para mientras se ejecutan los acuerdos.

L.S.V: Quizás la única entrevista que ha concedido Timochenko a un medio colombiano fue a usted. ¿Cómo es él?

C.L: Lo había conocido en el Caguán, muy superficialmente. No tuve una idea muy clara de él. Ahora cuando ya lo vi en esta entrevista, me pareció un líder, un hombre inteligente, que sabe para dónde va, que es consciente de la responsabilidad que tiene frente al país y el mundo, que ha logrado cohesionar al Secretariado. Conoce la realidad del país y es muy rápido para resolver cosas, eso es muy importante.

L.S.V: ¿Y cómo es la relación entre él e Iván Márquez?

C.L: De respeto, de cariño, le pregunté off the record, por todos esos rumores. Él me decía: ‘Yo con Márquez me converso mucho, porque somos los dos dirigentes más antiguos. Y no digo que pensemos igual, pero es fluida la conversación en función de tomar decisiones, hasta el punto que fue el propio Timoleón el que lo propuso para que encabezara la negociación.




No creo que firmen el acuerdo y entreguen las armas."Cuando el gobierno dice que un cese del fuego es más adelante yo creo que es para mientras se ejecutan los acuerdos.”– Carlos Lozano

L.S.V: Las Farc y el Partido Comunista rompieron cobijas a finales de los 80. ¿Cómo se recompuso la relación?

C.L: Sí hubo un distanciamiento en posiciones, pero nunca hubo una ruptura,. El Partido Comunista entendió que no podía dirigir a las Farc, que no era su misión porque era una organización pública legal, su condición no era ser el aparato político de las Farc, y mucho menos creer que las Farc era el brazo militar del partido. Sin embargo, siempre hubo un respeto mutuo, muchos gobiernos acudieron a nosotros para buscar una salida con ellos: Samper, para no hablar de los más recientes, incluyendo a Uribe, que nos puso a trabajar en eso y después nos quiso meter a la cárcel. Hubo distanciamiento profundo en el tema del secuestro, en el tema de la solución política, hubo distanciamientos que a veces generaron que durante mucho tiempo no se tuviera ningún tipo de contacto. Ahora no hay una fluidez de reuniones, de poder conversar con ellos como se quisiera muchas veces. Hay un entendimiento de que cada quien está en lo suyo. El partido aprovecha estas oportunidades para insistir en su tema de paz, escuchan y respetan al partido.

L.S.V: ¿Pero el Partido Comunista y las Farc no tenían una relación orgánica?

C.L: No, jamás. Lo que el partido tuvo fue una lectura sociológica del movimiento guerrillero. Está lejos de creer que son unos bandidos, o unos narcotraficantes. Eso no quiere decir que seamos lo mismo. Imagínese un partido que tuviera un brazo militar.

L.S.V: Pero ustedes profesaban la combinación de las formas de lucha

C.L: Ese es un criterio que nos han acomodado en el sentido de que fuera el mismo partido el que hiciera ambas cosas. No es así. Es como si quienes dirigimos el partido, estuvieramos participando en elecciones por la mañana y por la noche con un fusil. En la realidad política, la lucha popular se expresaba en una multiplicidad de formas. La lucha armada era una.

L.S.V: ¿Cree que esa forma de lucha todavía se justifica?

C.L: Creemos que la guerra existe por unas causas y mientras no desaparezcan esas causas va a ser difícil. ¿Cómo puede desparecer? En un proceso de diálogo. Es la interpretación de una realidad.

L.S.V: ¿Sería deseable que no existiera?

Exacto, ni el Partido Comunista está estimulando eso. A la guerrilla no se le va a someter por la vía de la desmovilización porque hay una causa, y mientras no se erradique esa causa, puede desaparecer o bien por la lucha armada o por el proceso político. Por eso no estimulamos la lucha armada, defendemos que hay que crear las condiciones para traer a la guerrilla sin armas.

Nota de la editora, domingo 24, 11.30 a.m.: después de publicada esta historia, fue actualizada con las dos preguntas iniciales y cambió el título inicial.