El 32% de la población colombiana vive en el campo y el 75% de los municipios del país son predominante rurales.
En el país existen 21 millones de hectáreas aptas para cultivos agrícolas, de las cuales solamente se usan 4,9 millones, que corresponden al 22.7%.
El control y propiedad de la tierra explica la prolongada violencia en Colombia desde las guerras de la inde - pendencia, hace dos siglos, y que ha causado 250 mil muertos en los últimos 25 años.
Cerca de 6,6 millones de hectáreas fueron despojadas a los campesinos colombianos en los últimos 20 años, lo que corresponde al 12,9% de la superficie agropecuaria. 5,8 millones de hectáreas están dedicadas a la minería, una cifra superior a las destinadas a los usos agrícolas.
A finales de junio de 2012, el gobierno anunció que 17.6 millones de hectáreas de tierra han sido declaradas como reserva estratégica minera en cinco departamentos del país. En el 2009 la pobreza en las 13 áreas metropolitanas del país es del 45,5%, mientras en las zonas rurales es del 64,3%.
El Coeficiente de Gini es un indicador que mide la desigualdad en una sociedad. Este coeficiente va de 0 a 1. Entre más se acerca a 0, quiere decir que una sociedad es más igualitaria, entre más se aproxima a 1 es más desigual.
En Colombia, la concentración de la tierra es una de las características estructurales. Es concentración se ha agudizado desde el 2000, cuando se inició una anti-reforma agraria, que ha hecho modificar el Coeficiente Gini de la propiedad de tierra, que pasó de 0.86 en el 2.000 a 0.88 en el 2009. Esto hace que Colombia sea uno de los países más desiguales del mundo. De 32 departamentos, 18 tienen un índice Gini de 0,80. En los últimos 13 años, 3,6 millones de campesinos e indígenas han sido expulsados violentamente de sus tierras, el 65% menores de 25 años.
Este hecho hace que en Colombia ocupe el primer lugar del mundo en des - plazamiento interno de la población, superando a países como Sudán, Irak y Afganistán.
Juan Manuel Santos afirmó el 3 de agosto de 2011: “Estamos haciendo algo sin precedentes, cambiando la faz de Colombia, estamos haciendo una verdadera revolución agraria”. Tamaña revolución, pura retórica, no ha repartido hasta el momento, luego de dos años en la presidencia, ni una sola hectárea de tierra como parte de la política de restitución. Lo que han entregado son titulaciones de baldíos o fincas que estaban en poder del Estado hace varios años.
A pesar de que no se ha restituido ni una sola hectárea de tierra, desde junio de 2011 han sido asesinados 60 líderes campesinos que reclamaban el derecho a regresar a sus tierras y se ha organizado un Ejercito Antirestitución que tiene presencia en 400 municipios del país.
El 31 de diciembre del año anterior fue asesinado Jaime Alberto Chazatar Bastidas, el último de los 118 líderes indígenas asesinados en Colombia en 2011.
El promedio nacional de necesidades básicas insatisfechas es de 27%, mientras el de la población indígena es del 57% y el de los afrosdescendientes del 66 %