sábado, 30 de marzo de 2013

SI URIBE FUERA SENADOR…

  Por: Ángela María Robledo
Por estos días ha estado circulando una carta abierta al expresidente Álvaro Uribe, solicitándole encabezar la lista al Senado del autodenominado Centro Democrático, como "una necesidad para que el país retome el rumbo".

Según los firmantes, "el Partido de la U también fue víctima de la mermelada". Eso, en últimas, termina siendo un ejercicio de autocrítica, pues supongo que se refieren al mismo partido que todos conocemos, cuya fundación fue a imagen y semejanza del expresidente Alvaro Uribe Vélez. Quizás se refieren al partido que hoy en día cuenta con más del 25% de congresistas –hombres y mujeres- investigados por la Corte Suprema de Justicia, varios de los cuales apoyaron la elección y reelección de Uribe y muchos de sus proyectos de ley, antes de irse a la cárcel, respondiendo al clamor público que les formulara el expresidente. Si es cierto que a esa colectividad le gusta la mermelada, debió ser que el "número uno" les abrió el apetito durante ocho años de repartija. Vaya uno a saber.


Los firmantes de la carta agregan, sin sonrojarse, que en el actual gobierno "la libertad de prensa se ve cada día más afectada", cuando eso es falso de toda falsedad. No pretendo defender al Presidente Santos, pero yo no olvido las chuzaDAS, ni la persecución de la que fueron víctimas los periodistas, entre ellos Daniel Coronell, Holman Morris, durante la "seguridad democrática", donde impunemente se recurrió a la injuria y la calumnia contra la prensa crítica e independiente. Y no lo digo yo; así lo advirtieron en varias ocasiones la ONU, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Sociedad Interamericana de Prensa y la FLIP, entre otras organizaciones.


La carta abierta a Uribe continúa denunciando que "volvieron los auxilios parlamentarios, todo con el fin de comprar conciencias". ¿Acaso se referirán a las ofertas para la reelección, hechas a Yidis Medina o Teodolindo Avendaño, condenados por cohecho? Agregan los firmantes que "en las listas de Congreso del Centro Democrático estarán personas llenas de valores". Mientras no se refieran a las acciones de Fernando Londoño en Invercolsa ni a los socios de Interbolsa, tan activos en campañas, no hay de qué preocuparse. Y finalizan: "reconocemos el sacrificio que debe ser estar separado por largas horas de su familia y amigos cercanos. No queremos la hecatombe, lo queremos a usted como cabeza de lista al Senado de la República". Si me permiten la ironía, yo también reconozco lo difícil que ha sido para las autoridades encontrar a Luis Carlos Restrepo, quien al parecer está bien lejos de Colombia. Igualmente la soledad que debe estar viviendo María del Pilar Hurtado, la impoluta directora del Das.


Sin embargo, lo más curioso del asunto es que la carta ha sido ampliamente divulgada en las redes sociales por el ex vicepresidente Pachito Santos, quien se atrevió a pronosticar que "Uribe en el Senado evitaría que los Ministros del Gobierno pasen micos a punta de puestos; reviviría ese moribundo foro de la democracia con debates de fondo, por un congreso admirable".


Me da pena con Pachito, pero si Uribe fuera Senador, la Ley de víctimas y restitución de tierras consistiría en un subsidio millonario para los grandes ganaderos, inspirado en el modelo perverso de Agro Ingreso Seguro. Si Uribe fuera Senador, le pediría a sus amigos congresistas que le voten sus proyectos mientras no estén en la cárcel. Si Uribe fuera Senador, tal vez no habría plenarias, ni deliberación democrática, sino consejos comunitarios; no habría reformas constitucionales sino simples cambios de articulitos; no habría declaraciones de impedimentos sino encrucijadas del alma; no apoyaría las marchas por una educación gratuita y de calidad, sino las descargas eléctricas para esos terribles muchachos, como propuso Pachito. En fin, esto si sería un verdadero peligro.


Esa hecatombe hay que evitarla. El próximo Congreso está llamado a ser el Congreso de la paz y para la paz, donde se aprueben leyes a favor de la verdad, la reconciliación, la justicia social, la no repetición y la reparación a las víctimas de la violencia. Y en ese Congreso no caben quienes le apuestan al negocio de la guerra, como Uribe Vélez.