viernes, 1 de marzo de 2013

EXCONSTITUYENTES EN DEFENSA DEL PROCESO DE PAZ. Febrero 27 de 2013.

Por: Natalia Herrera Durán                                                                                                               Figuras políticas creen que hay que respaldar la iniciativa, como salida a una guerra que ya cumple 50 años. 

Defender el proceso de paz, por encima de las encuestas de opinión o de los avatares de negociar en medio del conflicto armado, fue el llamado que hicieron este martes los exconstituyentes Carlos Lozano, Álvaro Leyva y Rafael Mejía, en un conversatorio que presidió Horacio Serpa, organizado por la Sociedad Económica de Amigos del País (Seap). 
A pesar de que la última encuesta de la firma Gallup, conocida este martes, señala que la imagen favorable del presidente Juan Manuel Santos bajó a un 44 por ciento y la desfavorable ascendió a 47% en febrero, la aprobación del mandato del Presidente se ha deteriorado, y el apoyo al proceso de paz también descendió- al pasar de 62% en diciembre a 54% actualmente- según esta medición, estos analistas creen que el acuerdo va por buen camino y necesita voces de aliento y respaldo. Por el contrario, Jorge Londoño gerente de la encuestadora Gallup cree que el proceso de paz no tuvo una dinámica positiva a los ojos de la opinión pública y que eso “terminó afectando sensiblemente el optimismo, el cómo van las cosas en el país y la favorabilidad del presidente”.

En la misma línea de Navarro, Lozano, Gómez y Mejía declaró la delegación de las Farc, aunque en un tono un poco más beligerante. “Esperamos que el Gobierno no se le ocurra patear la mesa”, dijo Iván Márquez quien hizo un llamado a la ciudadanía: “Llamamos al pueblo de Colombia a movilizarse en defensa del proceso de paz, a no permitir que se nos arrebate esa esperanza”, dijo el Estado Mayor en el texto divulgado.

La guerrilla criticó también que los últimos pronunciamientos de Santos sobre el proceso de paz hayan estado movidos por “veleidades electorales” y por su interés por “repuntar en las encuestas". Esto debido a que el sábado Santos advirtió que si no hay avances en las conversaciones de paz el Gobierno se levantará de la mesa de negociación.

A pesar de estos encontrones, las conversaciones en La Habana se mantienen y en el país siguen los analistas y políticos pensando fórmulas para refrendar los acuerdos eventuales a los que se lleguen. Carlos Lozano insiste en que la salida debe ser una Asamblea Constituyente y que la agenda de paz es importante pero no puede ser una camisa de fuerza.
En esto está de acuerdo Álvaro Leyva, quien dice que se debe evitar a toda costa que los acuerdos terminen refrendados por un Congreso desprestigiado, además sostiene la importancia de llegar a una tregua bilateral para no seguir negociando en medio de la guerra. En cambio Navarro sostiene que es un peligro pensar en una Asamblea Nacional Constituyente porque cree que se le podrían colgar muchas cosas que podrían representar un retroceso jurídico para el país y que en vez de un cese bilateral debería haber un desescalonamiento de las acciones militares a medida de que haya avances comprobados en la mesa. Leiva sostiene que un proceso de negociación puede ser exitoso solo si hay un programa para afrontar el posconflicto no solo dedicado a las fuerzas irregulares que se desmovilizarían sino a las Fuerzas Militares, que en épocas anteriores han sido tachadas de opositores a la paz.

El tema esencial para Rafael Mejía, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), sigue siendo el tema de la tierra, ya que el 41 por ciento está en conflicto.
En cuanto al expresidente Álvaro Uribe, Carlos Lozano cree que es un claro enemigo de la paz, mientras que Leiva piensa que no lo es y que en cambio es un enemigo del método que ha encontrado el Gobierno para adelantar estas negociaciones. Para Lozano, miembro activo del Partido Comunista y del movimiento Marcha Patriótica, el Gobierno tiene dos libretos, uno para La Habana y otro para el país y que así como le han pedido a las Farc encarar sus víctimas el Ejecutivo tiene que afrontar las suyas.

La necesidad de un estatuto de oposición garante del ejercicio político también fue un tema en el que todos coincidieron. Pero por encima de las fórmulas que deban ingeniarse, la idea de que hay que llegar a un acuerdo para terminar la guerra estuvo siempre en el ambiente. Así las cosas, se pasarían a resolver sin violencia los conflictos políticos en el pleno ejercicio democrático.