IVÁN MÁRQUEZ: Mire, las cosas van bien y en esa carta que usted menciona el propio
Timochenko afirma que se han hecho avances. Hemos construido por lo menos unas
dos o más cuartillas de acuerdo y eso es un avance que no se había logrado en
anteriores procesos. En Tlaxcala, por ejemplo, la discusión giró en torno a la
política económica y de ahí no avanzamos ni un centímetro. Por eso, porque
vamos bien, nos molestó que el presidente Santos hubiera ido al Caguán a
compararnos con los verdaderos despojadores y que encima de eso no haya hecho
mención de los avances que hemos conseguido en La Habana. En esa actitud vemos
una maniobra para distraer la atención del país sobre el verdadero problema, que
es el latifundio, el primer generador de desigualdad en el campo. ¿Por qué no
habló de las hectáreas que entregó en El Caguán Don Berna, ni de las que tiene
Víctor Carranza?
M.J.D.: Pero no puede negar que tienen tierras
en El Caguán. Lo invito a que lea un documento elaborado por Luis Jorge Garay,
miembro de la Comisión de Seguimiento a la Ley de Restitución, en la que
documenta esa concentración de tierras en manos de las Farc.
I.M.:
Yo no sé cómo hacen para hacer esos informes, porque la mayoría de esas tierras
ni siquiera tienen títulos. Y sin estos es muy difícil hablar de despojo. Por
eso queremos hacer una comisión con el propósito de estudiar el tema. Estaba
leyendo antes de venir aquí una entrevista que se les hace a unos campesinos
del Recreo –que es una de las tierras que según el gobierno es expropiada por
las Farc– y allí solo había campesinos. El gran temor que tenemos es que con el
cuento de que son tierras de las Farc se hagan nuevos despojos.
M.J.D.: ¿Por qué no les gusta el marco jurídico
para la paz, que es la ventana que el gobierno abrió para que puedan
reincorporarse a la política?
I.M.:
Porque consideramos que el Congreso no tiene la autoridad moral ni ética –y no
estoy hablando de todos los congresistas– para legislar en un asunto tan
complicado. Lo que se necesita es una reforma integral al sistema electoral,
que es corrupto y tramposo. Aquí votan hasta los muertos.
M.J.D.: Muchos dirán lo contrario. Que los que
no tienen autoridad moral para hablar de ética son ustedes. No se le olvide que
hay una opinión pública que es adversa a sus prácticas y a sus
atropellos.
I.M.:
Si hay atropellos no son intencionales. Cuando nosotros desplegamos alguna
actividad militar no lo hacemos contra la población civil sino contra un objetivo
militar y a veces lamentablemente resulta afectada la población.
M.J.D.: ¿No les da temor confrontarse con un
país que no los quiere?
I.M.:
Lo que queremos es hablar con ese país. Para nosotros es muy importante que la
gente nos quiera. Los campesinos vuelcan todos sus afectos a esta guerrilla
porque nos protegen y nos ayudan. Nos suministran información y si no fuera por
este apoyo no existiríamos. Hay unas capas medias que están siendo duramente
golpeadas por temas como el de la nueva reforma tributaria. No crea que
nosotros somos cuadrados. Nosotros tenemos puentes con ese país que usted
señala.
M.J.D.: ¿Pero y el bombazo al club El
Nogal?
I.M.:
No dispongo de información sobre ese tema. Sé que fue un caso estremecedor. No
sé en qué estado se encuentre la investigación pero sí le digo lo siguiente: a
nivel del secretariado ese tema nunca se ha discutido.
M.J.D.: A la luz de las nuevas disposiciones del
derecho internacional, para ser beneficiarios de los mecanismos que brinda la
Justicia transicional el primer requisito es resarcir a las víctimas. Sin
embargo, ustedes insisten en que no son victimarios sino víctimas. ¿Van o no
resarcir a sus victimas?
I.M.:
El gobierno nos ha emplazado a que les demos la cara a las víctimas y lo vamos
a hacer. Timochenko lo ha dicho en su carta con nitidez. Pero eso sí: queremos
que se aborde el tema en toda su dimensión. Queremos que se hable sobre los
responsables de la época de la Violencia, de los autores materiales e
intelectuales de la masacre de la Unión Patriótica, de cómo va la investigación
en torno a los falsos positivos.
M.J.D.: ¿Y en el caso de las víctimas de las
Farc?
I.M.:
Hemos dicho que el Estado es el último punto de imputación y que las víctimas son
víctimas del conflicto. Pero le quiero decir una cosa más: creo que el Estado
colombiano está enredado con el Estatuto de Roma. Dicen que tienen temor de que
se vengan demandas si no se cumple con unos requisitos mínimos de Justicia,
pero creemos que eso no es así y que por el contrario esos temores infundados
se están usando para imponernos a nosotros unos ritmos con el propósito de que
salgamos de esto ligero.
M.J.D.: Usted qué le diría a esas madres de
soldados y policías que piden que les den razón de sus hijos. No saben si están
secuestrados o con vida.
I.M.:
María Jimena, nosotros ya lo hemos dicho: no tenemos retenidas personas con
fines económicos. Hemos dicho que íbamos a abandonar esa práctica y lo hemos
cumplido. Tampoco tenemos soldados y policías en nuestro poder. Ahora bien, hay
que tener en cuenta que en un combate se producen muchos momentos que se
escapan de nuestro control. Pero para tratar de resolver ese problema estamos
dispuestos a integrar comisiones con el Ejército de Colombia, las Farc y la
Cruz Roja internacional para ir a donde se produjeron esos combates para ver si
logramos una respuesta a esta situación dramática de los desaparecidos.
M.J.D.: El expresidente Uribe también es una
víctima de las Farc que ustedes van a tener que resarcir. Secuestraron a su
padre, quien murió en medio del fuego cruzado el día en que lo liberaron.
I.M.:
Las Farc no secuestraron al papá de Uribe. Eso se lo aseguro.
M.J.D.: No les gusta el marco para la paz pero
sí una asamblea constituyente. ¿Por qué insisten en esa propuesta?
I.M.:
Creemos que el pueblo tiene más fuerza y legitimidad que el poder
constituido.
M.J.D.: Coinciden ustedes con el uribismo, que
también busca una constituyente…
I.M.:
Pero es que nosotros queremos la constituyente para refrendar el acuerdo de paz
y Uribe la quiere para unos fines egoístas que no solamente tienen que ver con
su vuelta al poder, sino con el hecho de que busque blindarse para no tener que
responder por todos sus desmanes.
M.J.D.: Hablando del gobierno del presidente
Uribe, ¿ustedes fueron contactados para iniciar diálogos secretos de paz? Se lo
pregunto, porque Uribe ha negado estos acercamientos.
I.M.:
Sí, cómo no. Nosotros recibimos una carta del gobierno de Uribe en la época en
que se nombró a Frank Pearl negociador de paz. En esa carta se nos invitaba a
conversaciones secretas. Alfonso (Cano) la puso a consideración del
secretariado de las Farc y acordamos dar una respuesta al señor Uribe, pero
tuvimos un malentendido y una carta que debió circular de manera confidencial
resultó haciéndose pública por cuenta de nosotros. Eso fue al final del mandato
de Uribe.
M.J.D.: ¿Y me puede refrescar la memoria sobre
lo que decían en esa carta?
I.M.:
En esa carta decíamos que de todas maneras estábamos dispuestos a conversar,
aunque hacíamos reparos a la conducta asumida por Uribe durante su mandato. No
sé por qué ahora Uribe niega esos acercamientos. ¿Acaso es un delito buscar la
paz en Colombia?
M.J.D.: Al otro día de la muerte de Alfonso
Cano, las Farc le hacen saber al gobierno que siguen adelante. Debió ser
difícil esa decisión.
I.M.:
Tuvimos que hacer de tripas corazón y seguir en el proceso porque Alfonso así
lo había exigido. Él decía que esto había que proseguirlo hasta que culminara
la paz para Colombia. Fue una decisión difícil. Se trataba del asesinato del
comandante que más estaba impulsando la posibilidad de un diálogo de paz con el
gobierno de Santos. Alguien dice que uno no puede matar a quien está hablando de
paz. Yo digo que si no hubiese ocurrido lo de Alfonso estaríamos en una etapa
más avanzada.
M.J.D.: Usted se sienta todos los días con el
general Mora, quien lo debió haber tenido en la mira más de una vez. ¿Qué siente
cuando lo ve?
I.M.:
Primero un profundo respeto. En Oslo, recuerdo, me dirigí al general Mora
diciéndole que Manuel Marulanda Vélez nos había enseñado el respeto por el
adversario. Y el general me dijo que casi todas las guerras habían terminado en
un acuerdo. Y creo que él tiene razón.
M.J.D.: ¿Cómo explicarle a un país que si se
firma la paz, los guerrilleros podrán hacer política y recorrer las calles,
pero los militares que los combatieron terminen pagando penas en las cárceles?
I.M.:
Yo prefiero dejarle esos asuntos al Estado. No nos queremos meter en eso.
M.J.D.: ¿Usted aspira a hacer política en este
país?
I.M.:
¡Pero claro...! Ese es mi propósito. Yo fui representante por el Caquetá y me
devolví al monte porque me iban a matar. Deseo hacer política de manera abierta
y legal.
M.J.D.: ¿Es la Marcha Patriótica el partido que
ustedes están impulsando para poder hacer política si dejan las armas y se
reincorporan a la sociedad?
I.M.:
Estamos impulsando partidos y movimientos. Uno es el Partido Comunista
Clandestino y otro el Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, que también
es clandestino. En cuanto a la Marcha Patriótica saludamos que por iniciativa
popular se esté construyendo un movimiento de esas características. Ojalá
logren aliarse con otros sectores sociales y políticos afines para presentar
una alternativa política que le cambie el rumbo a este país.
M.J.D.: Esa foto suya encima de una
Harley-Davidson no debió gustar en la guerrilla.
I.M.:
Esa foto fue una mamadera de gallo, porque le cuento que no se manejar moto.
Sin embargo, ya dicen que recorro las carreteras de Venezuela y Cuba en una
Harley-Davidson. Esa foto fue hecha cuando estuve hablando en Caracas con
Chávez. Me han armado un alboroto creyendo que iban a generar descontento al
interior de las filas guerrilleras, pero allá saben que Márquez está siempre
con su tropa.
M.J.D.: Finalmente, ustedes tampoco aceptan que
están metidos en el narcotráfico. ¿Todas esas historias que los vinculan en
alianzas con Los Rastrojos y Los Urabeños es también propaganda mentirosa?
I.M.:
Nosotros no tenemos laboratorios de cocaína ni somos la Policía antinarcóticos
de nadie. Obviamente muchos no entienden que no reprimamos al campesino
cultivador. Actualmente en Colombia se lavan unos 12.000 millones de dólares.
Gran parte de ese monto proviene del narcotráfico que los mueve a través de
circuitos financieros y eso no genera mayor cuestionamiento moral. Con dineros
de narcotráfico se han elegido presidentes desde Turbay Ayala.
M.J.D.: Dicen que usted es el más duro en la
delegación de las Farc y que su dureza se deriva del hecho de que hace rato no
está en el frente de batalla, sino que vive cómodamente en Venezuela.
I.M.:
Eso no es cierto. Ningún comandante de las Farc está alejado de su tropa. A mí
me nombró Timo como jefe de la delegación en La Habana y aquí estoy. Y nuestro
deseo es poder llegar a Bogotá en una movilización política con Pablo Catatumbo,
Pastor Alape, Joaquín Gómez, Mauricio Jaramillo y Timochenko. María Jimena,
esta posibilidad de paz es muy especial y no la podemos dejar escapar.