El guerrillero de las Farc
‘Simón Trinidad’, que está preso en una cárcel de Estados Unidos, donde purga
una condena inapelable de 60 años de cárcel por secuestro, aceptó expresamente
participar en los diálogos de paz que arrancan el próximo 8 de octubre en Oslo,
Noruega.
‘Trinidad’, cuyo nombre
original es Juvenal Ricardo Ovidio Palmera, el pasado jueves le confesó a su
abogado, Oscar Silva, que apenas ese día y a través suyo, tuvo la primera y
hasta ahora única noticia que ha recibido sobre la existencia del proceso de
paz, según contó su abogado.
“¡Es una buena vaina para el
país!”, exclamó ‘Trinidad’ durante una conversación privada por
video-conferencia que sostuvo con Silva. Es la primera vez que hablaban desde
hace tres años, cuando el abogado de ‘Trinidad’ en Colombia lo visitó en la
cárcel por última vez.
“Diles a las FARC y al
Gobierno que estoy dispuesto a colaborar en lo que esté a mi alcance”, dijo el
guerrillero de 62 años, ex gerente del Banco del Comercio en Valledupar, su
ciudad natal, e hijo del abogado y ex político Ovidio Palmera, quien murió en
Paraguay después de que su hijo ingresó a las FARC, en los años 80.
Durante la charla del jueves
con su abogado, propiciada por el Juzgado Noveno Penal Especializado de Bogotá,
‘Trinidad’ también supo por primera vez que los voceros de la organización
guerrillera reunidos en La Habana con los del gobierno colombiano lo habían
escogido como “negociador”.
Ricardo Palmera, Alias "Simón Trinidad" fue capturado en enero de 2004
en Quito y permanece en una cárcel de los Estados Unidos desde diciembre
de ese año.
Silva indicó que todavía no
ha notificado oficialmente a las FARC ni al Gobierno de Colombia la aceptación
de su protegido.
No obstante, el propio
guerrillero dijo ignorar cómo podría concretarse su participación, pues
permanece aislado en una celda de máxima seguridad en la cárcel de máxima
seguridad de Florence, estado de Colorado.
“La única persona que me
visita muy de vez en cuando es mi mamá”, contó ‘Trinidad’, quien en los años
sesenta fue cadete de la Escuela Naval Almirante Padilla, de Cartagena, donde
compartió filas con personalidades con las que habría de tropezarse décadas más
tarde, entre ellas el actual Presidente Juan Manuel Santos.
Cuando el abogado Silva le
explicó que la búsqueda de la paz se basará en cinco puntos de discusión
convenidos entre las partes, uno de los cuales es el agrario, ‘Trinidad’
expresó mayor interés, pues es considerado el guerrillero de las FARC mejor
estructurado en temas del campo y el agro en Colombia.
“Siempre he estudiado el asunto
agrario, he dado cátedra universitaria sobre la materia y la única información
que he recibido aquí, en la cárcel, es sobre eso y sigo leyendo y pensando”,
expresó ‘Trinidad’, según contó su abogado. De hecho, el primer empleo después
de graduarse como economista en la Universidad Jorge Tadeo Lozano fue como
analista en el Departamento de Investigaciones Económicas de la Caja Agraria
(hoy Banco Agrario).
¿Qué tan viable es su
participación?
Al ser preguntado sobre la
presencia de ‘Trinidad’ en la Mesa, Santos dijo que prefería no hablar en
concreto sobre Simón Trinidad y la solicitud de las Farc pero agregó que “el
proceso tiene que ser realista y eso es muy importante, hay cosas que se pueden
y otras no”, según contó El Espectador.
Fuentes parlamentarias
estadounidenses consultadas por Gonzalo Guillén indicaron que, llegado el caso,
el Gobierno de Estados Unidos tiene plena potestad jurídica de permitir la
eventual participación de ‘Trinidad’ en el proceso de paz.
El Fiscal General de
Colombia, Eduardo Montealegre, quizá el funcionario público que ha mostrado
mayor entusiasmo con este proceso, propuso que ‘Trinidad’ ejerza el papel de
mediador desde la misma cárcel participando en los diálogos por medio de
video-conferencia, tal y como ya se ha hecho presente en múltiples juicios que
se llevan en su contra en tribunales colombianos.
Sin embargo, hay algunos
antecedentes que permiten anticipar que ‘Trinidad’ podría terminar incluso como
negociador en Oslo.
De hecho, cuando los tres
contratistas estadounidenses Keith Stansell, Thomas Howes y Marc Gonsalves
estaban secuestrados por las Farc, la entonces senadora Piedad Córdoba conformó
un equipo de abogados de alto nivel, que le ayudó a coordinar el embajador de
Venezuela en Washington, con el abogado de ‘Trinidad’ a la cabeza.
Con ellos se reunió con el
Departamento de Estado y con la Embajada de Francia, y discutieron la
posibilidad de que el Gobierno de Estados Unidos, que tiene acuerdos de
cooperación de manejo de presos con algunos países y con la Unión Europea,
sacara a Trinidad a la isla de Guadalupe, que es francesa, para que el
guerrillero cumpliera allí su pena a cambio de que las Farc liberaran a los
tres estadounidenses y a Ingrid Betancur.
La ex senadora Piedad Córdoba, quien ha sido interlocutora con las Farc
para acuerdos humanitarios, dice tener ya una propuesta para que
"Trinidad" vaya a Noruega.
Cuando los tres contratistas estounidenses Keith Stansell, Thomas Howes y
Marc Gonsalves estaban secuestrados con las Farc, Piedad Córdoba logró
reunirse con el Departamento de Estado para proponer un intercambio con
"Trinidad".
La Silla supo que Piedad
Córdoba ya tiene una propuesta para que ‘Trinidad’ vaya a Noruega. Tocará ver
si esta vez sí lo logra y si los gobiernos de ambos países lo aceptan.
En todo caso, el abogado
Silva le reveló a Guillén que, curiosamente, el jueves pasado fue la primera
vez que pudo hablar en privado con ‘Trinidad’, “sin la presión y el acoso de
los Marshalls (cuerpo de alguaciles de Estados Unidos) ni de la justicia
colombiana”. “Inclusive”, prosiguió Silva, “el jueves mi cliente no apareció
encadenado de pies y manos como estuvo todas las veces anteriores que lo vi
personalmente en la cárcel o por video-conferencia”.
La cárcel de máxima
seguridad, donde está ‘Trinidad’, tiene fama de ser la cárcel más segura de
Estados Unidos. Sus más de 400 prisioneros, entre los que están los principales
miembros de Al Qaeda y narcotraficantes como el ex jefe del cartel de Tijuana
Francisco Arellano, viven en celdas con ducha e inodoro, y una cama, un asiento
y un escritorio de concreto, todo en unos 15 metros cuadrados.
Las celdas, en las que los
prisioneros pasan más de 22 horas al día a menos de que obtengan privilegios
(como tener acceso a televisión y radio, pero nunca a comunicaciones con el
exterior), tienen una delgada ventana de 10 centímetros de ancho y 1,2 metros
de largo, que está hecha de tal manera que no puedan saber en qué parte de la
cárcel están, ni siquiera en los ratos que están afuera para hacer ejercicio en
una "piscina vacía". Como la cárcel es tan limpia, algunos se han
referido a ella como "una versión limpia del infierno”.
Nota: Esta historia fue
escrita por el periodista Gonzalo Guillén en colaboración con La Silla Vacía.