Publicado el Lunes, 03 Septiembre 2012 10:14
Escrito por Nelson Lombana Silva .- PaCoCol
(Ibagué, septiembre 3 de 2012) Una de las personalidades democráticas y de
izquierda que ha contribuido en grado sumo al diálogo de paz entre el gobierno
nacional de Juan Manuel Santos Calderón y las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia, Ejército del Pueblo, FARC – EP, es el director de VOZ La verdad del pueblo y
dirigente nacional del Partido Comunista Colombiano, Carlos A. Lozano Guillén.
Por estos días, y seguramente durante todo el proceso que habrá de
desarrollarse fundamentalmente en la Habana, Cuba, el también dirigente
nacional del Polo Democrático Alternativo y de la Marcha Patriótica, será una
de las personalidades más asediada por los medios de comunicación del orden
nacional e internacional, por su vasto esfuerzo en la cristalización de este
proyecto de paz que se veía tan distante e imposible por la testarudez
fundamental de la burguesía colombiana liderada por el presidente Santos.
Desde la misma entraña del movimiento “Colombianos y Colombianas por la
paz”, el camarada Carlos A. Lozano Guillén ha sido protagonista consecuente,
siendo igualmente, una de las personas más amenazadas del país por la derecha y
la extrema derecha que insisten en la salida sangrienta a este crudo conflicto
social y armado que vive el país hace más de 50 años.
Hablando para la página web: www.pacocol.org y otros medios alternativos de
Comunicación, el camarada Lozano Guillén, con su regia personalidad que le
caracteriza, ha hecho un análisis profundo del histórico acontecimiento de la
apertura del diálogo de paz con las guerrillas, por cuanto es inminente la
participación también del Ejército de Liberación Nacional, ELN.
Ha dicho que “La mejor manera de blindar el proceso de paz es con la
movilización de las masas populares”.
Señala que “Los partidos de la unidad nacional deben apoyar a su
presidente, no dejarlo solo en este proceso de paz”.
Critica varias posturas del gobierno Santos. Una tiene que ver con
adelantar el proceso fuera del país. Indica: “Es un error lo que pretende el
gobierno de hacer el proceso de diálogo de espaldas al país, por allá en el
exterior”.
La segunda crítica tiene que ver con la idea de adelantar el diálogo en
medio del agudo conflicto. Carlos A. Lozano Guillén, califica esta postura de
“Garrafal error”. Considera que es una abierta concesión al militarismo.
Sostiene que todos y todas estamos en la obligación de contribuir a la paz
con sus propias dinámicas, buscando por supuesto, la unidad para la
contundencia e impacto nacional e internacional. Dice: “Quienes están
adelantando distintas formas de buscar la paz, hay que hacerla desde su propia
iniciativa”.
Se lamenta de la crisis que hay en la izquierda con la errática
determinación de un sector del comité ejecutivo del Polo Democrático
Alternativo de expulsar al Partido Comunista de sus filas. Subraya: “Es
evidente que la crisis del Polo es funesta para un proceso de esta naturaleza”.
Dice además con suma sensatez que “El fin del conflicto armado no es el
logro total de la paz”.
Señala con preocupación la presencia de los enemigos de la paz que
seguramente buscarán por todos los medios sabotear y evitar la concreción del
proceso serio de paz. Pronostica: “Van a haber hechos de desestabilización,
magnicidios quizás”.
La entrevista completa es la siguiente:
1. Camarada Carlos A. Lozano
Guillen: Comienza diálogos de paz con el gobierno de Juan Manuel Santos
Calderón y la guerrilla de las FARC – EP. ¿Qué significado tiene para el pueblo
colombiano y la misma izquierda?
Significa un viraje en el proceso político nacional, favorable a la salida
política dialogada y democrática del conflicto colombiano; sin duda que este es
un paso trascendental del gobierno nacional y de la guerrilla de las FARC con
la inminente incorporación también del Ejército Nacional de Liberación
Nacional, ELN, acuerden inicios de conversaciones de paz sobre la base de una
agenda concreta que reivindica problemas políticos, sociales, económicos que
son vitales en el país y que tienen que ver con las causas del conflicto.
2. ¿Asistimos a un esfuerzo más
de diálogo entre el gobierno y la insurgencia, o éste tiene algunas
connotaciones importantes y distintas a los anteriores esfuerzos?
Hay un acumulado en Colombia, por supuesto que hay una experiencia, pero
este es un nuevo proceso de paz, yo diría que inédito, porque marca un viraje
con relación a los anteriores y en un clima propicio que hace algunos meses no
existía. Hoy día estamos viendo encuestas que oscilan entre el 60 – 70 por
ciento. Incluso, el presidente de la república nos decía ayer, (31 de agosto)
que el gobierno nacional hizo una en que se trepa al 80 por ciento la opinión
favorable para establecer los diálogos de paz. Así que esto es inédito.
La otra parte interesante es que es una agenda muy concreta, muy limitada y
que por supuesto deja por fuera temas importantes, interesantes; de tal forma
que abre el espacio para la participación de las organizaciones populares,
sociales, sindicales, de la llamada sociedad civil para que apropie sus propias
iniciativas al proceso. No se trata, pues, de que se incorporen a la mesa de
diálogo como algunos pretenden, sino que se abra un espacio, de que haya una
vía para que la llamada sociedad civil pueda expresar sus opiniones, hacer sus
propuestas y debe existir la garantía de que el gobierno nacional y la
guerrilla las tomen en consideración para incorporarlas dentro de este proceso.
Yo creo que son elementos nuevos, muy significativos, y que pueden
realmente si hay voluntad política del gobierno, la voluntad política del
establecimiento en asumir los cambios, en promoverlos también, en aceptarlos,
pues, puede abrir una nueva etapa en la nueva vida nacional, que es la de
construir la paz con democracia y con justicia social.
3. Aunque aún ni el gobierno
nacional ni la insurgencia han revelado oficialmente la agenda de discusión,
viene trascendiendo en los medios de comunicación ésta. Según su criterio y con
base en lo que se conoce, ¿Qué le falta a esta agenda?
La agenda por supuesto excluye temas sociales y económicos muy importantes,
entre ellos, el modelo económico. El modelo de la economía de libre mercado, el
modelo neoliberal que algunos llaman del capitalismo salvaje, ha sido nefasto,
no solamente para el país sino para el capitalismo en los tiempos de hoy. En
buena medida esta crisis que está padeciendo el capitalismo, son por los
excesos que cometió este modelo de economía de libre mercado de capital.
Entonces, en Colombia también está haciendo estragos también en materia de
salud, educación, vivienda de cultura, el tema de la tecnología – por ejemplo –
mientras en todos los países están avanzando en la investigación, en el dominio
de la técnica de los cambios que se dan en el mundo de hoy, desde el punto de
vista de los recursos técnicos, de los recursos materiales para la
investigación, aquí lo que se está haciendo es acabando a COLCIENCIAS y
quitándole todo el presupuesto. Ese ha
sido el debate en los días más recientes.
Estos son temas que tienen que estar allí. En este país está el tema – por
ejemplo – del medio ambiente, toda la depredación que están haciendo las
transnacionales que se están apoderando de nuestro territorio, apropiándose de
este “boom” de la minería, de la minería
– energético, que es de las pocas locomotoras que le ha funcionado al gobierno,
pero que la puesto al servicio de las transnacionales. Nada de eso está allí.
El Tratado de Libre Comercio, TLC, que es lesivo para nuestra economía y para
nuestra soberanía. Nada de eso está en la agenda y por supuesto, son limitaciones
evidentes que existen y que deben ser tomadas en consideración por el aporte de
las organizaciones sociales, sindicales y populares.
Por supuesto, no se trata de que para que haya una paz, en una mesa de
diálogo se resuelvan todos los problemas del país, una especie de “revolución
por contrato”, eso no va a existir. La revolución, quienes creemos en ella,
sabemos muy bien que se conquista es con el apoyo de las masas y con el
protagonismo de las masas populares. Pero, sí es importante de que entienda el
gobierno nacional y el establecimiento colombiano, la clase dominante, que hay
problemas muy sensibles y que pueden ser en cualquier momento detonantes de
estallidos sociales que pueden afectar en alguna medida también el proceso de
diálogo, el proceso de solución política.
Aquí tiene que haber una apertura hacia introducir en la agenda los grandes
temas nacionales que son del interés colectivo, del interés nacional.
4. ¿Qué diferencias y qué
similitudes hay en relación con la agenda del Caguán?
La agenda del Caguán era más ambiciosa, por supuesto; la agenda del Caguán
introducía muchos más puntos. Digamos, en alguna medida la agenda del Caguán
era maximalista. Rebasaba las posibilidades de una solución política de un
conflicto con problemas concretos.
El conflicto se debe superar erradicando las causas que lo originaron; toda
la complejidad de la problemática nacional. En ese sentido el Caguán fue mucho
más ambicioso. Claro, era otro momento. El propio gobierno de la época se abrió
hacia eso, la comprensión y el apoyo de la comunidad internacional.
Hoy, es otra la realidad. Han pasado muchas cosas en este país, aunque no
se han modificado las causas que originaron el conflicto, de ahí que el tema
agrario sea el primer punto de la agenda y es el primer punto que se va a
discutir. Entonces, esto es muy importante. La precariedad de la democracia
también existe, de ahí que el segundo punto de la agenda, por lo menos, en el
orden que está establecida, es el tema de las garantías políticas, el tema del
estatuto de la oposición, el tema de la libertad de opinión, el tema de las
garantías para que actúe todos los partidos políticos y movimientos políticos
con la mayor razón de la izquierda, de la oposición sin el temor de ser
victimizados, a asumir exterminios y genocidios como ocurrió con la Unión
Patriótica.
Entonces, comparadas las dos, por supuesto, que era mucho más ambiciosa la
del Caguán. No quiero con esto soslayar, tener un criterio peyorativo de lo que
significa la agenda actual, que es muy concreta y por supuesto, va a producir
quizás, si hay el interés, si hay la voluntad, de que sea mucho más dinámico y
más rápido este proceso de solución política del conflicto.
5. El Partido Comunista se reunió
en Palacio con el presidente de la república el viernes 31 de agosto. En
relación el proceso de paz, ¿Qué se dijo, qué se habló?
Bueno, hablamos justamente del interés que suscita en el país el tema de la
paz y los peligros que se ciernen sobre ella, por eso se planteó el tema de las
garantías para el Partido Comunista Colombiano, para la Marcha Patriótica, para
la oposición. Planteamos inquietudes frente al tema de los planes de
consolidación, que su aspecto social, además del militar, se le está entregando
a las fuerzas armadas, a las fuerzas militares rebasando la autoridad civil.
Debe ser ese aspecto social manejado, controlado, adelantado e implementado
por la autoridad civil que para eso ha sido constituida y esa es su razón de
ser y eso está establecido en la constitución nacional. Sin embargo, aquí no,
aquí se le ha entregado todo a los militares como una especie de dictadura de
la fuerza y eso no establece garantías del buen manejo y que esas inversiones
sociales vayan orientadas a beneficiar a todas las comunidades y no, digamos,
que sea instrumentalizada a favor de las posiciones guerreristas y
militaristas.
Entonces, todo esto se le planteó al presidente de la república, incluyendo
los temas de la protección, que han sido debilitados por parte de la nueva
Unidad Nacional de Protección, y por supuesto, exige entonces, que el gobierno
nacional a la vez que se manifiesta interesado en un proceso de paz, trate
también de garantizar de que no se vaya a alterar el buen desarrollo de este
proceso afectando, pues, habida cuenta de la fragilidad de la seudo democracia
colombiana, la integridad de los grupos y de los partidos políticos de la
izquierda y de la oposición.
6. Precisamente camarada Lozano
Guillén: ¿Cómo blindar este proyecto de los enemigos agazapados de la paz, de
los cuales hablara Otto Morales Benítez?
La mejor manera es la movilización, y así se lo hicimos saber al presidente
Juan Manuel Santos Calderón; la movilización de masas, la movilización popular,
la realización de un gran congreso nacional de las fuerzas amantes de la paz en
el país, sin excepción, toda. Le hemos exigido garantías para ese congreso,
para esa movilización.
Incluso, decíamos nosotros que el establecimiento, los partidos de la
unidad nacional deben apoyar a su presidente, no dejarlo solo en ese proceso de
paz; y en lo que tiene que ver con la izquierda con las organizaciones sociales
y sindicales. Tenemos que levantar un respaldo al proceso de paz, ya no al
gobierno o a la guerrilla sino al proceso de paz. Hay que actuar, hay que poner
en funcionamiento todas las reservas democráticas de este país, capaces de
proteger este proceso. Este es el mejor blindaje que se le puede hacer.
Es un error lo que pretende el gobierno hacer un proceso de diálogo de
espaldas al país, por allá en el exterior y fuera de eso sin que el país
conozca lo que allí se está haciendo y sin ninguna participación en cualquier
espacio de la sociedad colombiana en sus organizaciones e incluso, de sus
instituciones democráticas.
Entonces, aquí se trata es de no permitir eso, estimulando la participación
social y popular y sobre todo: Moviendo a la masa. Hacer que esa consigna de
siempre, no se quede en un simple enunciado, eso de que hay que meterle pueblo
a la paz. Eso es lo que tenemos que hacer a nivel nacional y a nivel regional.
Tiene que haber eso.
Quienes están adelantando distintas formas de buscar la paz, hay que
hacerlo desde su propia iniciativa, como la Marcha Patriótica con las
constituyentes regionales, congreso de los pueblos con lo suyo, el Partido
Comunista con sus propias iniciativas. Pero, hay que unirse en un solo haz de
voluntades, en un solo proyecto de un gran evento nacional e internacional que
tenga amplia repercusión en el país y en el exterior para defender este proceso
de paz. Es la única manera de aislar a los que se oponen al proceso, a quienes
van a tratar de dinamitarlo con actos provocadores y criminales.
7. La apertura se da
fundamentalmente por la presión popular, nacional e internacional, por la
presión de movimientos por la paz y personalidades amantes de la paz. Entre
esos movimientos esta precisamente “Colombianos y Colombianas por la paz”,
movimiento del cual hace parte usted. ¿Qué va a hacer este movimiento para que
proceso avance?
Es cierto. En buena medida a este momento se ha llegado por la gestión de
“Colombianos y Colombianas por la paz” que ayudó a abrir este camino. No
solamente por las liberaciones humanitarias, sino con logros trascendentales
que se convirtieron en gestos de paz, como la decisión de las FARC de suspender
la retención personas por razones económicas, la entrega de todas las personas
que estaban en injusto cautiverio por razones del conflicto, el hecho mismo de
que las FARC hayan aceptado, a pesar de la muerte del comandante Alfonso Cano,
a continuar con los contactos secretos, los acercamientos exploratorios
confidenciales.
Así que este fue un esfuerzo muy grande de “Colombianos y Colombianas por
la paz”. ¿Qué va a hacer ahora? Pues, “Colombianos y Colombianas por la paz”
justamente ha convocado a este gran evento del que estamos hablando con un
criterio de amplitud, que ha llamado a superar la idea de algunos de permanecer
con sus estrechos y limitados planteamientos. No, esto es lo que voy a hacer,
el otro va a hacer esto y el otro va a hacer esto. No, lo que estamos diciendo
desde “Colombianos y Colombianas por la paz” que cada quien adelante lo suyo,
sus propios eventos e iniciativas, pero en el entendido que hay una
convocatoria única, una convocatoria nacional que debe unirnos a todos para que
tenga contundencia.
Aspiramos hacer de alguna manera, no solamente quienes lancemos la
iniciativa, sino los que busquemos cristalizarla, que es donde se consolide
para que en el mes de octubre, noviembre, podamos estar celebrando ese
importante acontecimiento.
8. Camarada Lozano Guillén.
Hablando hipotéticamente que toda la agenda se desarrolle normalmente. ¿Se
podría decir que hay un nuevo país?
No, ahí se comenzaría a construir el nuevo país. Si hay un proceso de paz
importante, más o menos que consolide los puntos de la agenda, más lo que pueda
plantear de alguna manera, distintos sectores de la sociedad, eso implicaría el
fin del conflicto armado. Pero, por supuesto que quedan muchos problemas
sociales, muchos problemas políticos que limitan ahí la posibilidad de un goce
completo democrático.
Pero, justamente la paz va a generar nuevas condiciones favorables a la
izquierda, a la oposición, a corrientes alternativas. Eso es lo que tiene que
entender la izquierda que está en crisis. En lugar de encontrar este proceso a
una izquierda unida, a una izquierda en condiciones fuertes, lo que estamos
encontrando es una izquierda de mayor debilidad; aunque hay nuevos actores que
es importante, como es el caso de Marcha Patriótica, pero es evidente que la
crisis del Polo es funesta para un proceso de esta naturaleza.
Entonces, este proceso nos tiene que ayudar a superar estas crisis, a hacer
de la izquierda una verdadera opción, a fortalecer las posibilidades de un
nuevo poder en Colombia, que es la construcción de ese nuevo país.
El proceso de paz de suyo, por sí, no lo va a resolver. Nos va a resolver
una nueva realidad favorable a la democracia, la justicia social, pero ahí es
donde comienza la construcción de un nuevo país. O sea, el fin del conflicto
armado no es el logro total de la paz definitiva en el país, no es el fin de la
lucha de clases, no es el fin de las contradicciones que se dan en un país como
el nuestro, bajo las condiciones de un sistema precario.
9. Es preocupante que se hayan
incrementado las amenazas contra usted y muchas más personalidades de izquierda
y democráticas de Colombia. Eso no le sirve a este esperanzador proceso de paz.
¿Cuál es su opinión?
Claro que no. Pero como nos lo muestra la experiencia, y este proceso no va
a hacer la excepción, cada vez que se habla de las posibilidades de paz, de
diálogo en este país, la derecha cavernaria, ultra reaccionaria, comienza a
adelantar este tipo de actividades provocadoras, de sabotaje a los procesos.
Acordémonos de la célebre frase hace ya muchos años cuando en el gobierno
de Belisario Betancur del doctor Otto Morales Benítez, de los enemigos
agazapados de la paz, desde dentro y
fuera del gobierno; y esta no va a ser la excepción. Y la acción de ellos no es
ideológica, porque si fuera ideológica, sería lo de menos, porque sencillamente
se discute, se debate, es la batalla de ideas, y va haber, sin duda, mucho
debate sobre el problema de paz y de cómo debe pactarse ésta. Pero, además de
eso, que es normal y democrático, va a haber la acción desestabilizadora, las
provocaciones, los magnicidios, seguramente y tenemos que estar preparados, no
para asimilarlos, sin para evitarlos.
10. ¿Cree usted que es un error del gobierno nacional adelantar el proceso
de paz en medio del tableteo de las ametralladoras?
Garrafal error…Garrafal error. El gobierno con eso le hace una concesión al
militarismo. Es un poco el mensaje que quiere dar el gobierno de que de todas
maneras, a pesar del proceso, va a seguir la guerra y van a seguir persiguiendo
a los guerrilleros y van a tratar, pues, de ultimarlos en sus campamentos como
han hecho hasta ahora.
Entonces, esa no es la vía. Ese no es el camino, porque todo ello altera el
normal desarrollo del proceso. Porque así como e Estado, las fuerzas militares
van a propiciar sus operativos de tierra arrasada, pues la guerrilla también
hará lo suyo, es la “lógica” absurda de la guerra. ¿Qué va a ocurrir? Qué va a
ocurrir cuando vengan las recriminaciones, de unos o de otros, cuando se habla
en medio de conflicto tiene que haber la disposición de aceptar los horrores de
la guerra. Pero, ¿Será que eso es posible hacerlo? Ahí es donde está el
problema. La experiencia nos muestra que ha sido así. Todos los procesos
anteriores fracasaron por esa táctica, digamos de pretender golpear al
contrario para llevarlo rendido. Lo único que resulta de ahí es debilitar el
proceso de diálogo, afectarlo y generar las condiciones de ruptura como ha
pasado antes.