Por Allende La Paz.
Cambio Total 01 Septiembre 2013.
Hemos planteado desde hace ya algún tiempo que todos los problemas de los colombianos pasan por la Paz, es decir, por la Mesa de La Habana deberían pasar todas las soluciones de esos problemas toda vez que la raíz de ellos se hunde en las políticas erradas de los gobiernos oligárquicos-imperiales. Miremos.
Todos los
puntos acordados en La Habana buscan solucionar las causas del conflicto
interno colombiano. El primer punto sobre la tenencia de la Tierra
demuestra que esa tenencia terrateniente, acumulada a punta de impunes
asesinatos, desplazamientos y despojo de las propiedades de los
desplazados, ha producido 5,5 millones de desplazados que han ido a
engrosar la pobreza, la miseria y la indigencia, . Ahí arrancan los
problemas.
A ello se suman
las políticas impuestas como el ALCA y los TLC, los cuales « prohiben »
a los campesinos tener sus propias semillas, despreciando el saber
campesino que cuidadosamente ha seleccionado durante años, siglos, los
granos que le darán continuidad a la producción agrícola. Con razón el
campesinado dice que ellos no quieren ningún MON-SANTO que les imponga
la compra de las semillas « certificadas » y les altere el ecosistema
con sus fumigaciones asesinas de todo lo verde.
Años y años de
paciencia y espera, de manifiestos y cartas, no han surtido efecto y
desde las alturas « cachacas » -que es igual a decir santafesinas- han
creído que los campesinos –y en general los colombianos- somos bobos y
nos contentamos que nos den a probar el « bom bóm ». Desde la « Casa de
Nari » creen que la sola presencia de los funcionarios « cachacos »
-sudorosos porque el esfuerzo físico no es para ellos- es suficiente
para acallar las protestas pacíficas de los ciudadanos de a pié.
Igualmente, la
exclusión política del campesinado, evidenciado en el ataque a
Marquetalia, ha permitido a la oligarquía adelantar la aprobación
manzanilla y corrupta de los proyectos de ley que les son impuestos en
esos ALCA y TLC ya que al hacer aprobar sus leyes « legalizan » sus
políticas, como la ley de baldíos y la ley que permitió desaparecer
–asesinar- a la U.P., por ejemplo, impidiendo la presencia y el
desarrollo de una auténtica oposición en Colombia.
Igual situación
veremos con los otros puntos de la Agenda de la Mesa de La Habana.
Evidentemente que esa « conexión oculta » entre las conversaciones de la
Mesa de La Habana y el Paro Nacional Agrario y Popular se ha ido dando
por los vasos comunicantes entre las diferentes organizaciones
populares, armadas y desarmadas. El marxismo nos ha enseñado que a la
par del paradigma dominante va emergiendo subterráneo, oculto, el nuevo
paradigma que lo reemplazará. Ya lo estamos viendo en la Mesa de La
Habana y el Paro Agrario y Poåpular.
En la Mesa de
La Habana son las FARC como « pueblo en armas » las que están planteando
la modernización –todavía no el Socialismo- de las relaciones de
producción, societales y políticas y el gobierno en representación del
Estado se aferra -como « a un clavo ardiendo »- a su modelo arcaico y
totalmente injusto y represivo. Igualmente, los ciudadanos colombianos
participantes en el Paro Agrícola y Popular plantean la necesidad de
nuevas relaciones en el campo de la agricultura, de la minería, de los
trabajadores y las empresas nacionales y extranjeras para las que
trabajan.
Si el gobierno
sigue aferrado a sus políticas que sólo favorecen a los de siempre, alos
potentados oligarcas-terratenientes y al imperio, en contra del pueblo
que clama por cambios, tengan la seguridad que la explosión del Paro
Nacional Agrario y Popular se multiplicará por mil, a la enésima
potencia.