Corresponsal del semanario VOZ en
Bruselas-Bélgica.
Miembro de Blogueros y
Corresponsales de la Revolución
(Texto, Fotos y Video: Pedro
Nolasco Présiga)
Bruselas-Bélgica- El secretario General del
Partido Comunista Colombiano, Jaime Caycedo Turriago, intervino en el Festival
de L’Humanité, órgano de difusión del Partido Comunista Francés y del Frente de
Izquierda de Francia. El evento se realizó del 13 al 15 de Septiembre de 2013
en el parque de exposiciones la Courneuve, al Norte de Paris, cuyas calles y
avenidas están bautizadas con los nombres de políticos, pensadores, artistas y
activistas del mundo que militaron en partidos de izquierda o contribuyeron a
las ideas libertarias.
En el evento participaron delegaciones del Partido
comunista y la marcha patriótica de Francia, Bélgica, Suiza, Alemania, Suecia,
Inglaterra, España y otros países de Europa, así como integrantes de otras
fuerzas políticas, organizaciones sociales de colombianos y colombianas que se
encuentran en el viejo continente.
Tanto el stand de la marcha patriótica, como el
del partido comunista colombiano, debidamente decorados con la exposición de
cuadros y pinturas del pintor y escultor colombiano en el exilio, Gustavo Matiz
en homenaje a los prisioneros políticos colombianos, permanecieron con asistencia plena durante los
días del festival. En ellos se podían adquirir las ricas empanadas colombianas,
los frijoles con chicharon, los patacones de plátano, el ya universal mojito
cubano y el ron habana club. Cuadros, afiches y pancartas con los retratos de Huber
ballesteros, de Joaquín Pérez Becerra, de David Ravelo Crespo y de otros
prisioneros políticos ocupaban destacado espacio en las casetas de VOZ y del
Partido Comunista Colombiano, así como en la de la marcha patriótica.
Meritoria, sacrificada y solidaria labor realizó
el equipo de hombres y mujeres que prepararon y atendieron las cocinas, la
preparación y venta de los comestibles, los licores. La mayoría de ellos
amanecía en las casetas, con improvisados tendidos y abrigos, en medio de un
clima supremamente frio y lluvioso que acompañó el festival durante los tres
días, la ducha la tenían que tomar cada día con agua fría debido a que no había
sistema de calefacción.
FRENTE
AMPLIO DE COLOMBIANOS Y COLOMBIANAS EN EUROPA.
El sábado 14 de Septiembre, se realizó a las 2 de
la tarde una asamblea con los militantes,
activistas políticos y sectores sociales residentes en el exterior, para
constituir la unidad de los sectores democráticos, progresistas y de izquierda en
un frente amplio en torno a la paz con justicia social, promover un mandato
ciudadano buscando que todos los actores del conflicto se sumen a ella,
elaborar y recoger una plataforma que incluya y defienda los derechos y
reivindicaciones que tienen los inmigrantes colombianos en Europa, buscando a
la vez, una plataforma electoral unificada que lleve a los colombianos y
colombianas a tener una representación en el congreso colombiano en las
próximas elecciones que defienda sus interés y
reivindicaciones.
EL PARO
NACIONAL AGRARIO Y POPULAR, MARCHA PATRIOTICA, DIALOGOS DE PAZ Y PRISIONEROS
POLITICOS EN COLOMBIA-TEMAS DE DEBATE EN LA FIESTA DE L’HUMANITE.
El mismo Sábado a las 3 de la tarde, se realizó un
panel sobre los diálogos de paz en la Habana, perspectiva de acuerdos y
POSCONFLICTO EN COLOMBIA, en el que intervinieron
Yezid Arteta, ex comandante guerrillero de las Farc e investigador
y analista del conflicto armado en Colombia, y Javier Calderón, miembro de la comisión
internacional de la marcha patriótica, entre otros.
A las 5 de la tarde del mismo sábado intervinieron
en la caseta de la marcha patriótica, sobre el Paro Nacional Agrario y
movimientos sociales, Jaime Caycedo Turriago, Secretario General del Partido
Comunista Colombiano, Pedro Nolasco Présiga, expresidente de Fensuagro y
miembro de su equipo de relaciones Internacionales, y Javier Calderón miembro
de la Comisión Internacional de la Marcha Patriótica.
El día domingo 15 de Septiembre a las 14 pm
intervinieron sobre prisioneros políticos y derechos humanos, Nolasco Présiga
por Fensuagro y juristas de la corporación colectivo de abogados Suyana.
INTERVENCION DE JAIME
CAYCEDO TURRIAGO
La primera cosa que tenemos que decir, es que el
movimiento social agrario, minero y popular, que se ha desplegado en Colombia
en los últimos meses, no es un fenómeno que haya surgido ahora, que sea el
reflejo de alguna situación coyuntural, este movimiento o este conjunto de movimientos,
que comprenden levantamientos populares, que comprenden acciones de
confrontación muy fuertes con el estado, con el establecimiento, tiene raíces
en las grandes desigualdades de la sociedad colombiana, y particularmente en
las condiciones del campo colombiano, de las regiones colombianas, de la
agricultura del campesinado pobre, del campesinado de las zonas de colonización,
de la frontera agraria interior de Colombia, especialmente de las aéreas de
colonización amazónicas, de las aéreas del Catatumbo, en la zonas de frontera
con Venezuela, y desde luego que en todo el denominado anden pacifico que es
toda la región que de norte a sur, recoge la costa pacífica colombiana.
El fondo de este problema es el terrible abandono,
la terrible desigualdad que en Colombia marca la situación de los trabajadores
y trabajadoras de la minería, sociedades indígenas originarias, sociedades
afrocolombianas, a través de mucho tiempo, y que además de la política del
estado colombiano, han sido profundamente subestimadas; no existe una política
social del estado colombiano, ni del gobierno actual de Juan Manuel Santos para
atender de una manera, que salve, que emancipe y cree nuevas condiciones a este
conjunto de comunidades. Esto lo podemos afirmar particularmente porque la
política rural, la política agraria, la política minera del estado colombiano,
es una política basada en las orientaciones e indicaciones del banco mundial.
El gobierno de Juan Manuel Santos, como los
gobiernos de Álvaro Uribe, e incluso el gobierno de Pastrana, al final del
siglo pasado, se encontraron en la lógica de la transnacionalización, de la
invitación al gran capital transnacional a incorporarse a la explotación minera y agrícola en Colombia.
La primera bajo la lógica de generar la llamada confianza inversionista, crear
condiciones favorable para que el gran capital transnacional encuentre
facilidades excepcionales para poder orientarse a la explotación minera y
energética, en el caso del petróleo y de otros productos minerales muy importantes
como el coltan, el uranio, y desde luego la explotación del oro. Nuestro país
ha estado históricamente lleno de oro, nosotros, no somos un país pobre, somos
un país muy rico, pero un país profundamente desigual y un país profundamente
explotado por las formas de extrativismo que han sacado hacia afuera y hacia la
acumulación de capital esos recursos.
En el campo agrario, la política del plan nacional
de desarrollo se orienta principalmente a favorecer la acumulación de tierras,
a la creación de nuevos grandes terratenientes en manos del gran capital
nacional y transnacional. Se está produciendo un fenómeno de extranjerización
de la propiedad de la tierra, que naturalmente se hace a costa de la
expropiación de los pequeños productores del campesinado de colonización,
particularmente aquellos campesinos que
han tomado posesión de tierras de los llamados baldíos nacionales, es decir de
tierras de propiedad del estado, de la nación, que están siendo expropiados en
este momento de manera fraudulenta con el amparo del gobierno nacional, es el
proceso de quitarles sus tierras para acumularlas en manos de grandes empresas
que pasan a través de las bolsas de
valores europeas para poder procesar ese tipo de transacciones ilegales y
absolutamente contrarias a las garantías y a los derechos que los campesinos
supuestamente tienen en la propia ley colombiana.
Por eso estamos hablando de una situación de
explosiones sociales, es lo que vimos dos meses y medio atrás, en la región del
Catatumbo, frontera con Venezuela, una de las regiones mas azotadas por el
narcoparamilitarismo y por la política de agresión y de guerra del estado
colombiano. El año anterior esta región fue uno de los focos de visita por
parte del general Stanley McChrystal, del ejército norteamericano, antiguo
comandante de las tropas de ocupación en Afganistán y quien es uno de los
consejeros de Washington en la orientación de la política de guerra
contrainsurgente en Colombia,
particularmente el concepto de zonas de consolidación del llamado plan de
espada de honor que se aplica en varias regiones criticas del país, una de
ellas el Catatumbo, otra de ellas, el departamento suroccidental del cauca, una
de las fronteras más complejas de la guerra contrainsurgente actual, y el departamento
de Arauca, entre otros, desde luego en frontera con Venezuela también.
Es importante tomar en cuenta esto, porque
realmente la respuesta a estas políticas económicas del estado colombiano que
han empezado a dar las organizaciones populares, los movimientos campesinos,
indígenas, afro-colombianos, y mineros, tienen una raíz muy honda, no solo en
la desigualdad, en la explotación, sino también en la crueldad de la guerra, en
los bombardeos que la fuerza aérea colombiana despliega en muchas de estas
regiones sobre aéreas de cultivos, y aéreas de habitación de la población, y
desde luego, nosotros estamos señalando con mucho sentido que en las movilizaciones y explosiones sociales, en
las acciones de luchas de los últimos meses, se ha expresado de una manera
clara también, la crisis no solamente del modelo agropecuario y minero que
maneja el estado colombiano, sino la crisis de la guerra contrainsurgente que
el estado colombiano libra en las regiones, afectando gravemente a la población
civil, a los trabajadores rurales, a los campesinos, a los indígenas, a los
afro-colombianos, que cultivan la tierra o extraen por medios artesanales
mineras de la misma.
Ese es un primer aspecto que yo quería tocar; el
segundo aspecto es que este proceso de movilización, de luchas y de
insurrecciones sociales, de levantamientos populares, es importante tener a
veces en cuenta, digamos, alguna categoría que estamos usando, porque muestra
la complejidad del proceso de lo que se está dando en Colombia, que no es un
simple movimiento social. Hace diez años, en 2003, tuvimos un primer movimiento
agrario muy importante que se llamó el mandato agrario colombiano, ese
movimiento duró unos diez días, los sectores empresariales se levantaron contra
ese movimiento, y los sectores del campesinado pobre y de colonización
siguieron luchando y fueron muy reprimidos por la política del gobierno.
Yo digo que es importante tomar en cuenta estos
puntos de referencia de hace diez años a lo de hoy, porque este movimiento
tiene características muy diferentes y de otra dimensión con relación a lo que
ya fue el mandato agrario de 2003 en Colombia. Lo que quiero señalar ahora, es
que este movimiento se desenvuelve en el marco de un proceso de diálogo y de
búsqueda de una solución política entre el estado colombiano y las fuerzas
armadas revolucionarias de Colombia- FARC, y el inicio de un acercamiento para adelantar
un proceso de diálogo igualmente con el ejército de liberación nacional, E.L.N,
es decir, el marco del proceso de búsqueda de una solución para la paz en Colombia,
indica de por si la importancia de un momento en el cual el país en su conjunto
está abocado a cambios históricos importantes para su existencia y para sus
opciones sociales de vida.
El hecho de que este proceso haya tenido lugar en
el marco del proceso de diálogo de la habana, nos lleva a mirar en serio que se
han puesto en debate en Colombia en el
último año, ya no hablo de los últimos meses, hablo del último año, y digo yo
más, año y medio, dos años, es el gran debate que desde 2010, a partir de la
idea de marcha patriótica, comenzó a crear
en Colombia una discusión de fondo sobre estos problemas de la agricultura, de
la ganadería, del campo colombiano, de la reforma agraria, del territorio y de
la utilización de las riquezas que beneficien el territorio, y en función de
quien, si en función de los interés del gran capital transnacional monopolista,
o en función de los intereses de los habitantes de la tierra, de los campesinos
pobres, de los mineros, de los trabajadores agrícolas, y de las gentes que
viven en estas regiones. Ese es el gran dilema, entre otros planteados, y por
lo tanto que hace parte de los procesos actuales de diálogo que se tienen en la
Habana.
Es muy significativo el hecho de que justamente
los debates en 2010, 2011, del gran evento organizado por marcha patriótica en
Barrancabermeja, y la propia constitución de marcha patriótica el año pasado
por la gran movilización de masas en Bogotá, en la gran marcha nacional, han
creado algo que a mi modo de ver es muy importante, desde el punto de vista
social, desde el punto de vista político, y desde el punto de vista del debate
de ideas; el tema agrario que en
Colombia estaba olvidado hace décadas, del que no se hablaba nunca, del que se
burlaban y se mofaban cuando la discusión de la habana por parte de las Farc
puso como primer punto el tema agrario y el tema del desarrollo rural y territorial, hoy en día se
ha convertido en un gran debate de la sociedad y del pueblo colombiano.
Entonces me parece que aquí hay algo mucho más de fondo que simplemente un movimiento
social, es una gran movilización que toca los temas que el régimen no quiere
que se discutan con relación a la paz en Colombia. El régimen político
colombiano pretende que la paz es un asunto de desarme, que cesen los fusiles,
de que simplemente se integren a la supuesta democracia existente en el país. Y
lo que está planteando el pueblo colombiano en su realidad y en esta
movilización social, es que los problemas sociales de fondo, de la desigualdad,
y de los modelos económico- sociales, y la forma política que desconoce las
libertades ciudadanas y las garantías de los campesinos, campesinas,
trabajadores y trabajadoras, ciudadanos y ciudadanas, de expresar sus
opiniones, y de plantearse la posibilidad de un gran cambio democrático en la
sociedad colombiana, son los grandes temas que hoy en día no se discuten
ya solamente en la habana, se discuten
en las carreteras, en los bloqueos, en las marchas campesinas y populares, por
lo tanto se están convirtiendo en la gran discusión nacional de aquello que
representa para el pueblo la perspectiva y la posibilidad de una paz
democrática, es decir de una paz que rompa con las formas tradicionales de la
opresión y que permitan democratizar y dar garantías a todos y todas en el país
para construir una sola vía mas allá de las condiciones de la guerra
contrainsurgente y de la represión a las expresiones populares que reivindican
derechos fundamentales del pueblo trabajador.
Por lo tanto, pensamos que los análisis que se
están haciendo en el país, la declaración el día de ayer de la gran cumbre de
organizaciones agrarias, encabezadas, desde luego, por la mesa de interlocución
y acuerdos, pero también con la participación del coordinador nacional agrario, que tiene vinculación con
el congreso de los pueblos, este acercamiento de marcha patriótica con congreso
de los pueblos, y con otros sectores de los movimientos agrarios, de las llamadas
dignidades agropecuarias, de la llamada salvación agropecuaria, etc., están constituyendo un
entramado fundamental de unidad de masas populares, de movimientos sociales,
son la base social de la unidad del pueblo, por la cual venimos luchando los
revolucionarios colombianos a lo largo
de muchos años, y pueden constituirse en la base social unitaria de esa paz
democrática con justicia social, paz con dignidad, por la cual viene luchando
el pueblo colombiano.
Me parece que esa declaración de la cumbre agraria
y popular es un documento de una gran trascendencia, porque muestra que este
proceso y esta lucha no ha concluido, está en pleno desarrollo, en segundo
lugar, están reclamando del gobierno el derecho de constituirse como interlocutores validos de los cambios, de las
reformas obligatorias, y que ponen de presente y desnudan el hecho de que lo
que el gobierno de Santos ha propuesto
como una propuesta de un llamado pacto agrario nacional es una mentira, es una
farsa con la cual simplemente se quiere consolidar el modelo del banco mundial
que está en crisis, y ha sido puesto en crisis por la movilización y acción
consciente del pueblo colombiano, que naturalmente tiene base fundamental en la batalla por la
paz a la que estamos asistiendo, y además, plantea la perspectiva de poner en
discusión, en revisión, y en denuncia, los tratados de libre comercio con
Estados Unidos, con la Unión Europea, y con Corea, que el gobierno colombiano
ha venido imponiendo, incluso las nuevas medidas de apertura con motivo de la
llamada alianza del pacifico impuesta por Estados Unidos, en la cual el régimen
de Juan Manuel Santos cumple un papel de liderazgo en el plano continental.
Y desde luego, llama la atención esa declaración sobre
el hecho de que estos movimientos absolutamente pacíficos del pueblo
colombiano, sin embargo tuvieron doce
(12) muertos, la mayor parte de ellos
con balas oficiales de las fuerzas de policía y de las fuerzas militares
colombianas, más de cuatrocientos (400) heridos, por lo menos la mitad ellos
con graves lesiones causadas con armas
de fuego por parte de la fuerza pública y de la represión oficial, más de
doscientas (200 ) personas judicializadas y presas, hemos mencionado desde
luego, los casos del compañero Huber de Jesús Ballesteros, dirigente de la
Marcha Patriótica y Vicepresidente de FENSUAGRO-CUT, actualmente procesado, que
engrosa la lista de alrededor de siete mil
(7.000) presos políticos que hay
en Colombia en estos momentos, que no son reconocidos como tal por el gobierno
colombiano, y que viven en condiciones de hacinamiento, de persecución, de
discriminación en las cárceles colombianas, entre ellos levanto el nombre del
Compañero David Ravelo, miembro del Comité Central del Partido Comunista
Colombiano, condenado a diez y siete (17) años de presidio, injustamente bajo
los señalamientos de los paramilitares y de la fiscalía colombiana.
Por eso, Compañeras y Compañeros, estamos en un
momento que anuncia cambios importantes en Colombia y en la sociedad colombiana,
la lucha por la Paz con Justicia social se está fortaleciendo con la lucha
social, ahora necesitamos darle todo el empujón con la unidad de la izquierda y
de las fuerzas democráticas y revolucionarias, en una perspectiva de reunir y
de favorecer la acumulación de tantos factores favorables que hoy en día actúan
en función de esa perspectiva de una Paz democrática, que no es solamente una
Paz para Colombia, es una Paz para América latina, es una paz para asegurar la
no intervención militar del imperialismo norteamericano en nuestro país y en
nuestra región latinoamericana, y es una Paz para apoyar y fortalecer los
procesos democráticos de la revolución bolivariana en Venezuela, de la
revolución sandinista en Nicaragua, de los procesos de revolución ciudadana en
Ecuador, del proceso indigenista profundo que tiene lugar en Bolivia, y en
general de esa América latina que está cambiando y se está haciendo autónoma
del imperialismo para mirar también en la lucha anticapitalista herramientas de
un futuro que indudablemente tiene significado profundo para nuestras
sociedades, para nuestros pueblos, y para el internacionalismo.