Prensa Rural: Lunes 15 de Septiembre 2014
Que los voceros del narco-latifundio nos ataquen no es una novedad,
como tampoco es una novedad que los que entregan la tierra y los
territorios de nuestro país al capital foráneo quieran destruirnos.
Estamos acostumbrados a los y las “calumnistas” y al señalamiento, a la
amenaza, a la intoxicación y a la manipulación informativa, que no deja
de ser una parte, tal vez la más visible y desvergonzada, de la
estrategia política contra el campesinado y los pueblos organizados.
No nos extraña que se nos diga lo que no somos sin dejarnos si quiera
expresar, ni tampoco es una novedad que nos vengan a difamar. Para
nosotros, que luchamos por nuestros derechos, es común el asedio, las
amenazas y la persecución, porque creemos firmemente y exigimos sin
descanso que los derechos sean para todos. Para todos y todas y sin
excepción.
Es frecuente que los editores y los calumniadores nos disparen desde
las páginas de los periódicos, desde radios y revistas y desde los
estudios de las televisión, sin argumento ni contenido más allá de la
mentira filtrada por el departamento de la “inteligente desinformación”
de la fuerza pública de turno, que manda más que los civiles y que
tuerce voluntades y morales a su voluntad desde hace décadas en este
país. La guerra total es así, todo vale.
Casi nadie de los medios oficiales nos visita nunca en nuestros
territorios, a pesar de que a veces “investigan” y hablan de nosotros, y
cuando lo hacen es desde dentro de un helicóptero de guerra, desde
donde ni siquiera alcanzan a saludar, pero eso sí, bien cerca tienen
siempre a un mayor o a un coronel que les habla al oído. Si hablan con
alguien de nuestras regiones es por teléfono celular, siempre con los
“desmovilizados” o informantes a sueldo, ávidos y dispuestos para
recibir sus 600 mil pesos por cualquier información que llene de lodo la
boca o la pluma del siguiente eslabón de la infame cadena. El
periodista de subasta que por dinero, por autocensura, por censura
editorial o por convicción trabaja para el periodismo basura de nuestro
país.
El desafortunado caso de doña Salud Hernández Mora, es solo uno de
los tantos casos de corifeos del odio y de la guerra contra el
campesinado, en ese rol de filtradores ilegales de información de
“inteligencia” contra nosotros han actuado la Revista Semana, El Tiempo,
Blu Radio, Caracol TV y personajes como José Obdulio Gaviria, Plinio
Apuleyo, José F. Lafaurie, María Fernanda Cabal, Jaime Restrepo, Jeans
Mesa, Fernando Londoño y Andrómeda, todos de una larga lista de
destiladores de veneno contra los derechos campesinos.
No esperamos que ninguna persona con semejante desconocimiento,
parcialidad y sesgo hable bien de nosotros ni de nuestros campesinos
organizados, mucho menos de nuestro proyecto para acceder a la tierra,
ordenar el territorio, generar desarrollo rural y crear condiciones para
la paz en el campo. Si señora Salud, las Zonas de Reserva Campesina son
un pilar básico para poder superar la violencia partiendo de la solución
a la cuestión agraria y territorial en Colombia.
Estamos cansados de que en el Catatumbo, nuestra condición de
frontera con la República Bolivariana de Venezuela, de abandono estatal,
de los cultivos de coca como única alternativa, de la presencia
guerrillera en nuestro territorio, sean utilizados como argumentos para
destruir las iniciativas de los campesinos organizados, sobre todo, para
negarnos el derecho a la alimentación, a la reunión, a la manifestación
y a la participación política. Nos niegan la paz porque el estado nos
convoca cada día a sembrar la mata de coca con su abandono, su
negligencia, su exclusión y su violencia.
Sí, claro que somos opositores políticos, al igual que los
republicanos, comunistas y anarquistas que los franquistas exterminaron
hace 70 años en el estado español, su país, señora Hernández. ¿Se
acuerda de ellos o participa de la impunidad, también en su natal
España? Todavía hoy permanecen en fosas comunes García Lorca y otros
miles, como acá, por el simple hecho de pedir tierra, pan y un estado
que los protegiera y los respetara.
No está bien que los amigos de la dictadura franquista vengan a dar
lecciones de moral, organización y democracia, ni siquiera usted señora
Hernández. ¿Acaso no le suena el todo es ETA? tan falso y demagogo como
el todo es FARC de este país, utilizado por los de su clase para
destruir.
Esta lección le costó poco aprenderla porque ya se la sabía, sobre
todo cuando se utiliza contra las iniciativas civiles que incomodan,
estorban y/o hay que eliminar, como la nuestra.
Lo que sí vamos a decirle a usted, a sus amigos de la oligarquía
rancia, a los narco-latifundistas, a los rentistas de la tierra, a los
señores de la guerra, es que el IV Encuentro de Zonas de Reserva
Campesina va!
Es lo mejor que podemos hacer por la paz de Colombia y, sin duda, lo vamos a hacer.
¿Quería herirnos? No, no nos hiere usted. Si estamos, en cambio,
heridos de amor por esta tierra desde hace décadas, una herida que
sanará cuando se solucionen los conflictos de esta tierra y cese la
guerra. El amor, señora, finalmente, es más grande que el odio y que la
muerte.
¡Somos Zonas de Reserva Campesina, somos una iniciativa agraria de paz!
https://www.youtube.com/user/nolascopresiga/videos