Semanario Voz 16 de Octubre de 2013.
Jaime Caycedo Turriago/Foto: tomada de Voz.
Una visión política del momento
Alistando una charla para la Juventud Comunista y repasando las notas
del filósofo e intelectual Antonio Gramsci, encontramos al secretario
general del Partido Comunista Colombiano, Jaime Caicedo, con quien
sostuvimos una conversación sobre la actualidad política. El ascenso de
la lucha social y popular, y la real acción de unidad de la izquierda
fueron los aspectos centrales de su análisis: “Unificación de los
factores coincidentes es el propósito de los comunistas”.
–El país está aún comentando el paro agrario nacional que
tiene a los campesinos en las mesas de diálogo. ¿Qué reflexión le merece
eso?
–El paro agrario creó un nuevo ambiente político que el gobierno está
empeñado en aturdir y enredar. Lo hace con estrategias de engaños,
dilaciones de las negociaciones, y empantanando los acuerdos. Las
movilizaciones en cabeza de la Mesa Agraria Nacional de Interlocución y
Acuerdo, MIA, el Coordinador Nacional Agrario y las dignidades
nacionales tienen paciencia pero en cualquier momento vuelven a las
carreteras por las maniobras del gobierno de apagar esas rebeldías.
–¿Esas maniobras revelan el tipo de gobierno?
–En buena medida. Dividir las negociaciones y las organizaciones es
una estrategia del establecimiento. Por eso la importancia de acciones
contundentes de unidad agraria y popular que pueden ser elemento
articulador en todo el país. En el envión de la protesta social se debe
materializar una propuesta efectiva para evidenciar la catadura del
gobierno colombiano ante la inconformidad nacional.
–¿El Partido ve en la Cumbre Agraria ese instrumento?
–El Partido Comunista Colombiano, considera que la pelea con el
gobierno es ahora y los incumplimientos son ahora y es ahora cuando se
debe materializar la Cumbre como un instrumento de lucha funcional que
genere acciones políticas reales para confrontar a Santos y provoque un
nuevo momento del paro agrario.
–¿El gobierno está nervioso con la movilización social?
–Con la movilización social y con las conversaciones en de paz en La
Habana con las FARC-EP. Santos cree que su ritmo a la hora de solucionar
las cosas debe tener efectos electorales, por eso le impone un “no” a
todo y así quiere llegar a acuerdos. No acepta una reforma agraria ni la
apertura democrática o las garantías sociales y políticas a la
oposición; dice no al estatuto de la oposición que lo tiene congelado en
La Habana. El gobierno está en estado de crispación actuando con
medidas desesperadas y contradictorias. Santos sabe que los diálogos en
Cuba, son su única plusvalía para la reelección.
–¿Y acá?
–Acá la cosa no es diferente pues el Ejecutivo no le da la categoría
de interlocutores válidos a las movilizaciones sociales en el marco de
la inconformidad nacional y el tratamiento escogido para
contrarrestarlas es de orden público, acallando las voces de la gente
que quiere ser escuchada. El estatuto de la oposición no solo es para
los partidos sino para el movimiento social.
–Lo involucro en otro tema de actualidad. El PCC ha venido hablando del frente amplio. ¿Cómo se ha trabajado la unidad?
–Nosotros insistimos que la única forma de vencer es mediante la
unidad y rearticulación de la izquierda. No es cierta esa teoría que
solamente hay una fuerza política en la izquierda, son muchas y tenemos
que acercarnos cuanto más se pueda.
–¿Cuál va a ser el imán de atracción de la unidad de la izquierda?
–La paz y la solución política es el principal aspecto programático
para una unidad. La paz no tiene que ver con la relección del presidente
Juan Manuel Santos, tiene que ver, al contrario, con el mantenimiento
del proceso de diálogo en La Habana y la nueva mesa de conversaciones
con el ELN y tiene que ver con la concepción del tipo de paz que se está
buscando. La unidad no puede ser indiferente en encontrar una paz con
contenido, con cambios, con reformas de peso.
–¿La unidad más allá de lo electoral?
–Por supuesto. Fíjese que otro elemento de unidad es la lucha popular
en la que el Partido Comunista, la Unión Patriótica y sectores sociales
y democráticos transitan sin descanso. Estamos en una contienda
permanente contra el establecimiento y por el reclamo de los derechos y
la paz. Esa unidad también es fundamental para los cambios.
–Ahora le pregunto: ¿Hasta dónde es ese más allá electoral de la unidad?
–Nosotros queremos hacer cambios en función de una paz durable,
cierta y sostenible superando las profundas brechas de la sociedad
colombiana que cada vez se profundizan más. Hay que atacar las causas de
la guerra, hay que corregir de fondo los orígenes del conflicto social
como es el tema agrario. La unidad es en función de eso. El paro puso
esa realidad sobre la mesa de los colombianos y de allí se desprende la
necesidad de una reforma agraria integral en torno al uso del suelo, que
no puede estar determinado por los intereses del gran capital. El paro
demostró que los campesinos son sujetos políticos con la suficiente
autoridad para opinar y definir el presente y el futuro del agro
colombiano. Esa es una nueva relación política para el país de la que
hablamos.
–¿Y las diferencias?
–La agrupación en tres bloques distintos de la izquierda y
naturalmente los obstáculos que impone el sistema político,
principalmente el umbral electoral, son parte de las dificultades. Hay
que superar esa barrera artificial del umbral que en últimas es una
muralla a la participación de sectores democráticos, progresistas y
populares. Pero solos no podemos. Hay aspectos en los cuales no nos
vamos a poner de acuerdo en la unidad a la que se propone llegar. En
temas como la oportunidad de una Asamblea Nacional Constituyente pero en
un diálogo permanente y fluido se puede llegar a acuerdos.
–¿y las dificultades?
–La política electoral de unidad es más compleja porque hay que
encontrar fórmulas para soslayar ese sistema político. Gracias al tema
del umbral un punto complejo es la integración de listas. Ese punto
requiere de hacer concesiones en el orden formal y desde luego
establecer ciertas salvaguardias en relación a la actuación y compromiso
de conciencia con los aspectos programáticos para superar cualquier
obstáculo. Para llegar a ese momento hay que fortalecer el tema
programático.
–Y las consultas hoy en boga de todos ¿cómo las analiza?
–Nosotros no vetamos las precandidaturas pero no vemos con buenos
ojos consultas en las que participen nombres como el del ex alcalde
Enrique Peñalosa. Él no tiene por qué ser una opción para la izquierda y
para los sectores democráticos, él es un hombre de la derecha, de la
gran burguesía y del Banco Mundial.
–Debe ser una consulta coherente ¿no?
–El tema no es de personas ni de nombres; es de voluntad y acción.
Hay otros precandidatos que podrían entrar a una consulta que represente
mejor los sectores democráticos pero sobre una base de acuerdos y
decisiones programáticas vinculadas con la paz con justicia social, con
el cambio de modelo económico, con el concepto de reforma agraria, con
el concepto de defensa de las Zonas de Reserva Campesina y de una
apertura democrática en el país que amplié la seudodemocracia que nos
rige.
–¿Es una paradoja el momento político?
–Sí. El paro agrario demostró que podíamos juntarnos con
movilizaciones, cacerolazos, solidaridades, pero a la vez estamos con
una izquierda diferenciada y separada por corrales que no tienen
posibilidades de juntarse. El esfuerzo es juntar lo más que se pueda las
rebeldías por abajo y por arriba en el plano regional y nacional.