viernes, 31 de mayo de 2013

CONTROVERSIA POR RUMBO DE PROCESO POR MUERTE DE SINDICALISTA EN BOLÍVAR.

Por: Santiago Martínez. El Espectador
17 de Mayo 2013
/Archivo

La decisión se tomó el pasado 28 de febrero. El procurador delegado para la defensa de derechos humanos, Rafael José Durán Mantilla, resolvió cerrar la investigación contra los soldados profesionales Yelson Pérez Castillo, Jhon Fredy Ortiz Bautista y Julio César Carvajal Rodríguez porque estableció que, de acuerdo con el material probatorio, la muerte del líder campesino “se vería más como un daño colateral por el accionar del Ejército ante la ejecución de una orden de operaciones debidamente planeada a efectos de controlar el área, sin que se tuviera conocimiento de que allí había civiles”.

Según el Ministerio Público, persisten las dudas de los motivos por los cuales Uribe Chacón se encontraba en la zona de combate donde el Ejército asegura que existía un campamento guerrillero. Esta información la obtuvo la Fuerza Pública gracias a las declaraciones de un desmovilizado de las Farc, que señaló que la casa donde habitaba en ese entonces Uribe, junto a profesores que enseñaban en la escuela de Mina Gallo, era un resguardo de guerrilleros del ELN. Durante la operación, que se denominó ‘Araña’, los militares afirmaron que al llegar al lugar comenzaron a disparar y que Uribe cayó “víctima del fuego cruzado”.
 
Pero para los familiares de Uribe Chacón, representados por el abogado Jorge Molano, la historia es completamente distinta. Apoyados en las pruebas forenses y en la necropsia, explican que Uribe falleció después de recibir seis impactos de bala: uno en el cuello, otro en el antebrazo izquierdo, dos más en el muslo derecho y el último en los glúteos. Dos de esos disparos, según el informe de balística, “fueron a corta distancia, es decir, a menos de un metro y medio se encontraban la víctima y el victimario”. En otras palabras: a quemarropa.
 
Medicina Legal inspeccionó el cadáver del líder campesino también y encontró que no había “gránulos de pólvora cruda ni esquirlas metálicas”. Es decir, que Alejandro Uribe no disparó ningún arma en la noche de su muerte. La Fiscalía tampoco comprobó la tesis de los militares y por eso llamó a juicio en septiembre de 2010 al capitán Álvaro Enrique Ramírez Flórez, al sargento Segundo Villafrades Pérez Rubio y a los soldados Julio César Carvajal Rodríguez y Yelson Pérez Castillo. El juicio no ha concluido aún.
 
Para Jorge Molano, la Procuraduría “no tuvo en cuenta las pruebas de carácter técnico y sólo soportó la decisión con testigos. Además, no tomó el análisis de las distancias de los disparos, que era importantísimo en este proceso, pues los militares afirmaron que el combate se dio a 25 metros de distancia y no pudieron explicar por qué los disparos se realizaron a medio metro de distancia”.
 
En el expediente de Uribe Chacón aparecen 10 testigos. Cinco desmovilizados, que afirman haber conocido a Uribe con el alias de ‘Andrés’; y cinco civiles, entre ellos su padre y su hermano, así como miembros de la Federación Agrominera del Sur del Bolívar (Fedeagromisbol), que aseguraron que Alejandro Uribe jamás fue reconocido por su pertenencia a grupos guerrilleros sino como un defensor de la minería artesanal en Bolívar. Los testigos de Fedeagromisbol agregaron que la víctima había sido amenazada por miembros del Ejército previamente, y que habían llegado “al punto de que en una ocasión botaron al suelo un cadáver al frente de la casa de Uribe”.
 
En desarrollo de la investigación se presentó un hecho particular en febrero de 2007: en el Batallón Nueva Granada de Barrancabermeja (Santander), los tres soldados objeto de la decisión de la Procuraduría, por orden de un superior, incineraron el chaleco en el que se guardaba munición que supuestamente pertenecía a Uribe. La razón que dieron los uniformados fue que en el almacén de armas decomisadas no se podía tener material de intendencia y explosivos. Molano, sin embargo, reclama que el Ejército quemó las pruebas que estaban bajo custodia para que “no se hiciera las pruebas de que solicitamos para confirmar si en realidad Alejandro usó ese chaleco”.
 
La decisión de 19 páginas de la Procuraduría confirma la versión castrense: que la muerte de Uribe Chacón se dio en medio de un combate entre la guerrilla y el Ejército; que los soldados no obraron contra la Ley; que según las versiones y el estudio topográfico los impactos de bala corresponden a una ubicación de fuego cruzado; y que no había nuevos elementos probatorios que demostraran la responsabilidad de los militares. “Nos preocupa que se trate de una política del Ministerio Público para procurar la impunidad y encubrir falsos positivos”, señaló Molano.
 
La familia de este líder minero del sur de Bolívar mantiene sus esperanzas en el proceso penal que se sigue en contra de los cuatro exmilitares. De los tres soldados que eximió la Procuraduría, el único que no está a punto de enfrentar juicio es Jhon Fredy Ortiz. El resto, junto con el capitán y el sargento, empiezan en agosto el juicio oral por este caso que, resaltó Molano, fue presentado como emblemático dentro del informe de Amnistía Internacional de 2007 sobre los casos de asesinatos a sindicalistas.