Por: Hernán Camacho. Editor político de voz
Entrevista
con carlos lozano guillén, director de voz y destacado miembro de colombianas y
colombianos por la paz, movimiento que lidera la ex senadora colombiana piedad
córdoba. conversación con periodistas de redes alternativas
¿Qué percepción tiene, después
de hacer su propio balance, de esta primera etapa de los diálogos de la habana
entre el gobierno del presidente juan manuel santos y la guerrilla de las
farc-ep?
“Es un balance positivo sin exageraciones. Está demostrado que sí es
posible sentarse a dialogar en una mesa por la paz, a pesar de las diferencias
y escasas coincidencias de las dos partes. Aunque todavía no hay resultados
concretos conocidos del primer punto en debate (el tema agrario), se ganó con
la participación ciudadana. Aunque el Gobierno Nacional era renuente a ella, al
final se dio como una conquista democrática y el resultado es bueno, gremios y
organizaciones populares debatieron e hicieron propuestas que no podrán ser
ignoradas. Así que el balance es positivo aunque hay inamovibles y obstáculos.”
¿Cómo cuáles?
“Sigue siendo un error dialogar en medio de conflicto. Se requiere un cese
bilateral de fuegos para evitar que los actos de la guerra alteren la buena
marcha del proceso. Pero además, el Gobierno está cerrado a la participación
popular, la sigue viendo como un ‘ruido’ en la mesa y eso es negativo, porque
la mesa hay que legitimarla con participación de la sociedad, al fin y al cabo
están discutiendo temas de interés nacional y no particular. También el
gobierno tiene un concepto estrecho de la agenda. Hizo un Acuerdo General y
ahora quiere desconocerlo, porque cree que el modelo no se puede cambiar y que
la democracia es perfecta. Son inamovibles que dificultan avanzar en buen ritmo
y correcta dirección.”
El doctor de la calle dijo
al término de las sesiones de este año, en el día de hoy, que no habrá cambio
del modelo económico ni del sistema democrático.
“Ahí está el inamovible. ¿Qué es lo que quieren cambiar entonces? En el
tema agrario creen con arrogancia que están haciendo una revolución agraria y
que las FARC y el pueblo tienen que apoyar la ley de tierras y sus políticas
agrarias que no van al fondo de problemas sustanciales como la tenencia de la
tierra, el latifundio, el uso del suelo y hasta de situaciones que afectan el
territorio y las regiones agrarias como la explotación minero energética en
manos de transnacionales inescrupulosas. Y creen que la democracia es plena.
Nos quiere obligar a vivir con la parapolítica, la violencia desde las alturas
del poder, la exclusión, el clientelismo y el ventajismo dominante”.
Pero en Colombia hay
elecciones, sufragio universal aceptable…
“¿Aceptable para quién? Para la clase dominante, para la política
tradicional que ha detentado el poder a lo largo de la historia republicana después
de Simón Bolívar. Son elecciones a la colombiana, bajo las condiciones y las
ventajas de la oligarquía dominante. Por eso le temen a las reformas, no
aceptan modificar las reglas de la políticas, porque son sus reglas.”
¿Por qué le temen a la
democracia según usted?
“Porque el día que en este país haya democracia plena y garantías para
todos, igualdad ante la Constitución y la ley, tambaleará este poder. Es un
problema de clase. La clase dominante prefiere la violencia porque le permite
imponer a ‘sangre y fuego’ sus designios. Lo han dicho de manera abierta y
pública. Por eso no consideran conveniente cambiar el sistema político impuesto
a la fuerza. Es decepcionante escuchar a gente de la burguesía que uno cree
decente, por ejemplo, defender a ultranza el gobierno de Álvaro Uribe Vélez y
hasta lo califican de segundo libertador de Colombia, haciendo caso omiso de
los ‘falsos positivos’, las chuzadas, la protección al narcoparamilitarismo, la
parapolítica, la corrupción y otros actos vergonzosos de corrupción. Les parece
un gran personaje porque defendió a sangre y fuego sus intereses económicos. El
modelo económico, por cierto en crisis en el mundo, lo consideran inalterable,
les permite enormes utilidades y ganancias a expensas del sacrificio del pueblo.”
Sin embargo hay ex
guerrilleros en la política y en administraciones…
“Sí, son gestos pluralistas y democráticos en apariencia. Pero en la
realidad cunde la intolerancia hacia los movimientos y partidos que ellos
representan, los cooptan en el mejor de los casos o los persiguen con saña como
está ocurriendo con Gustavo Petro, alcalde de Bogotá. Apenas este tocó callos
en los negocios de los poderosos, colocó como fundamental el interés público y
afectó el lucrativo negocio particular de las basuras, se le vinieron encima y
de qué manera. Lo quiere sacar. La campaña mediática es grosera y
antidemocrática. Mire a la ‘gran prensa’ como lo ataca y lo agrede sin ningún
respeto. Es un problema de clase, algo que debe entender la clase trabajadora
que se divide estimulada por la misma oligarquía cuando ella sí se une para
defender lo suyo. Esto debe cambiar si se quiere la paz. De lo contrario será
difícil lograrla”.
Pero volvamos a los foros
¿con la experiencia del foro agrario son estos válidos como mecanismo de
participación?
“Son válidos, claro que sí. Deben repetirse en los puntos siguientes. Como
también son útiles las mesas regionales promovidas por las comisiones de paz
del senado y la Cámara de Representantes. Es que sin la participación ciudadana
y popular no es posible llegar a la paz. Esta se construye con el concurso de
todos y todas. De alguna manera, la paz hay que imponerla a sus enemigos y a
los caballeros de la inercia que interponen los inamovibles.”
En el foro agrario
participaron los gremios ¿cómo le pareció?
“Bien y fue positivo. Entre otras cosas, en sus planteamientos los voceros
de la Andi y la Sac, por ejemplo, demostraron más realismo y amplitud que el
Gobierno Nacional. Escucharon con atención las propuestas y análisis de las
organizaciones sociales y populares. Quedaron aisladas las posiciones
ultraderechistas y guerreristas de Fedegan, que representan al sector más
comprometido con el latifundio y la violencia. Sabemos muy bien por qué se
oponen a la paz.”
¿Por qué?
“Porque representan al uribismo recalcitrante que es el sector más
descompuesto de la clase dominante; se apoyan en el terror, en la guerra. En la
carta de Fedegan que publicaron en los medios escritos hace unos días, hay unas
firmas que producen terror, son los que promovieron el paramilitarismo,
representan asociaciones ligadas a la violencia contra los campesinos y la
izquierda. No hay que olvidar que el anterior presidente de Fedegan está
enjuiciado por paramiluiatrismo; y el actual es investigado. ¿Qué se puede
esperar de ese tipo de gente? ”.
¿Cómo ve a las dos
delegaciones?
Bien, cada uno apropiado de su papel, Cada uno hace su trabajo. Lo
importante es que tenga la suficiente sensatez y creatividad para encontrar los
puntos de convergencia nos para satisfacer al ‘otro’ sino al país, al pueblo
colombiano que será el mayor usufructuario de la paz estable y duradera. Aunque
es indispensable que el Gobierno tenga una sola línea. La actitud del ministro
Pinzón es provocadora, guerrerista. Es un ministro dinamita. Algunos voceros
del Gobierno dicen que se sale del libreto, pero ambas partes deben tener un
solo libreto, el que sea, pero uno solo, coherente y comprometido con el
Acuerdo. Pinzó hace rato que sobra en el Gobierno. A no ser que sea la táctica
vieja y desgastada que unos hacen de ‘bueno’ y otro de ‘malo’. Eso debe
aclararlo bien el Gobierno.”
¿Cree que al final se logre
la paz?
“Es posible si hay la voluntad política de ambas partes y el apoyo de la
sociedad. En el entendido que debe ser una paz digna, con democracia y justicia
social. El Gobierno debe bajarse de la nube de la victoria, abandonar el cuento
de que la guerrilla está derrotada. No parece que la insurgencia esté
derrotada; al contrario el fracaso de la seguridad democrática es el fracaso de
la línea militar. Solo los uribistas la defienden con terquedad. Es importante
el criterio de cambio. El conflicto obedece a causas y mientras ellas subsistan
no habrá paz. La democracia y la justicia son esenciales para llevar a cabo el
‘Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz
estable y duradera’. Para la izquierda la paz es indispensable, porque obligará
a la unidad de los sectores democráticos y populares para que surja una opción
de poder del pueblo con la capacidad de transformar a Colombia. La paz es una
bandera de los revolucionarios en la medida que está estrechamente ligada a la
construcción de la nueva Colombia.”
Bogotá 21 de diciembre de 2012