La Habana Febrero 24 de 2015.
La Habana, Febrero de 2015
Desde 1958 hasta la organización de la Comisión Histórica del
Conflicto y sus Víctimas, (CHCV), por parte de la Mesa de Conversaciones
de La Habana, funcionaron en Colombia numerosas comisiones de estudio e
investigación sobre el fenómeno de la violencia (doce de carácter nacional y tres locales),
así como algunas comisiones extrajudiciales para casos específicos,
creadas por decisiones gubernamentales, sin que ninguna de ellas haya
tenido el carácter de una Comisión de la Verdad.
A diferencia de todas ellas, la CHCV tiene como origen un Acuerdo
entre los representantes del Gobierno Nacional y los delegados de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, adoptado el 5 de agosto de
2014 por la Mesa de Diálogos de La Habana, en el marco del Acuerdo y de
la agenda suscritos por las partes para adelantar las conversaciones de
paz. La Comisión fue conformada por doce expertos y dos relatores, con
la misión de producir un informe sobre los orígenes y las múltiples
causas del conflicto, los principales factores y condiciones que han
facilitado o contribuido a su persistencia, y los efectos e impactos más
notorios del mismo sobre la población.
Dicho informe (integrado por los ensayos de los expertos y dos
relatorías), se definió por la Mesa de Diálogos, como un “insumo
fundamental para la comprensión de la complejidad del conflicto y de las
responsabilidades de quienes hayan participado o tenido incidencia en
el mismo, y para el esclarecimiento de la verdad”, como “un insumo
básico para una futura comisión de la verdad”, y como una contribución a
la discusión del punto 5 de la agenda de negociación sobre víctimas.
Cada uno de los integrantes de la Comisión participó con total
independencia y autonomía académicas. La labor de los expertos se
concretó en ensayos de autoría individual que constituyeron el insumo
principal de la actividad desarrollada por los relatores.
Como podrán apreciar, dadas las características de las reflexiones
producidas por los expertos, que respondieron a la misión encomendada a
partir de sus personales perspectivas teóricas, con formas de abordaje
muy específicas y de diferente alcance, los relatores acordamos producir
también en forma separada nuestros respectivos informes, en los cuales,
como se podrá apreciar, se evidencia la riqueza ofrecida por la
pluralidad de visiones. Su redacción final tuvo en cuenta, en cuanto fue
posible, las observaciones y sugerencias formuladas por los
consultores.
Confiamos en que la alternativa que hemos elegido como relatores
contribuya a enriquecer un debate que estará siempre abierto para al
análisis socio-político, y sea, además, útil para las deliberaciones de
la Mesa de Conversaciones y para la ilustración general de la opinión
pública. En pocas palabras, que contribuya al mejor entendimiento del
conflicto que es, finalmente, condición necesaria para su superación.