Por: Juan Manuel Karg
Publicado Por Actualidad.rt.com el 9 de Julio de 2015
La ciudad de Ufá, en Rusia, fue anfitriona durante estos días de
la VII Cumbre de Jefes de Estado de los BRICS, un importante evento en
el calendario anual de relaciones internacionales.
¿Qué dejó este
encuentro? ¿Por qué EEUU, el Fondo Monetario Internacional y el Banco
Mundial le prestaron especial atención? ¿Qué pasos concretos podrán dar
los BRICS bajo la presidencia pro tempore de Vladimir Putin?
Tras
la caída del Muro de Berlín, EEUU profundizó su rol de "hegemón"
internacional: ya sin la URSS a la vista se convirtió con claridad en la
primera potencia en términos económicos y militares, reforzando
asimismo su rol de articulador político a nivel internacional
-principalmente respecto a la Unión Europea, a quien doblegó en
iniciativa y subsumió en diversos planos.
Sin embargo, en los
últimos años un conjunto de países se posicionó con fuerza en las
decisiones políticas globales, formando un nuevo acuerdo bajo la sigla BRICS -Brasil,
Rusia, India, China y Sudáfrica. Este bloque se destacó, asimismo, por
un veloz crecimiento en el plano económico, justo en momentos donde la
crisis internacional surgida en 2008 sacudía con intensidad a EEUU y la
UE.
Durante este tiempo, los BRICS se vincularon rápidamente con América
Latina: China, la principal "locomotora" del bloque, organizó el I Foro
Ministerial CELAC-China en Beijing, en enero de este año, anunciando el
desembolso de unos 250 mil millones de dólares en la región en los
próximos diez años.
La VII Cumbre de Jefes de Estado de
los BRICS que se realizó en Ufá, Rusia, fue importante por diversas
cuestiones. En primer lugar, porque en dicho marco se concretó la primer
reunión del Consejo de Gobierno del Banco de Desarrollo de los BRICS,
lo que significó el puntapié inicial de este proyecto, aprobado en
Brasilia durante junio de 2014. Además, porque los BRICS debatieron
allí una estrategia de asociación económica directa entre sus miembros,
lo que significará, entre otras cosas, la posibilidad de organizar un
sistema de pagos en divisas nacionales -es decir, por fuera de la
hegemonía del dólar en este tipo de transacciones-.
La reciente
consumación del Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (BAII),
con China a la cabeza, también es una noticia que fue analizada y
debatida en el cónclave: BRICS deberá evitar una posible superposición
de tareas entre esta naciente instancia con el también novato Banco de
Desarrollo del bloque que mencionábamos con anterioridad. El BAII, que
nace con el objetivo de financiar proyectos de infraestructura en Asia,
cuenta con 57 socios fundadores, y las notorias ausencias de EEUU
-cabeza visible del Banco Mundial- y Japón -conductor del Banco Asiático
de Desarrollo-. Por ello la declaración final de Ufá saluda la puesta
en marcha del BAII, y lo insta a vincularse con el naciente Banco de
Desarrollo del bloque.
Tomando en cuenta estas valoraciones, se
podría afirmar dentro de los BRICS también hay cierto reparto de tareas:
una función geoeconómica de China, ponderando su peso global en esa
materia, y un rol geopolítico de Rusia, que ha quedado evidenciado, por
ejemplo, en el avance de las negociaciones del G5+1 con Irán en torno al
programa nuclear persa, y también en la articulación diplomática con
América Latina en los organismos multilaterales, como la ONU.
La
presidencia pro témpore de Vladimir Putin en los BRICS también tiene
relevancia en ese sentido: el líder ruso se presenta como un importante
“global player” en el momento actual, fortaleciendo a un Kremlin que
había perdido ese lugar a fines del Siglo XX. Por ello, el líder ruso
garantizó que durante la reunión se trataran importantes temas de la
actualidad política mundial, como la situación en Grecia y Ucrania. Así,
y en un tiro por elevación a Washington, la declaración de Ufá condenó
“las intervenciones militares unilaterales y sanciones económicas en
violación del derecho internacional".
En conclusión: la VII Cumbre
de los BRICS significó una revitalización del bloque en un marco
internacional convulsionado y con un menor crecimiento económico a nivel
global -algo que se verifica con claridad en Europa, por ejemplo, quien
pretende firmar un nuevo TLC con los EEUU bajo la denominación TISA-.
Por ello, la “agenda económica” de la reunión de Ufá tuvo una valoración
especial en ese marco: significa, ni más ni menos, que el nacimiento de
una nueva arquitectura financiera internacional, con el Banco de
Desarrollo de los BRICS al frente de esa nueva estrategia. Se trata, en
definitiva, que de la construcción de un orden internacional distinto,
diferente, al que el mundo transitó desde los ´90 del siglo pasado a
esta parte. Una tarea que parece ardua, complicada, pero que ya está en
marcha.